El rey Alberto II de Bélgica anunció el miércoles que abdicará poco antes de cumplir dos décadas en el trono, dejando atrás una juventud marcada por la II Guerra Mundial y las pérdidas de familiares y un reinado atravesado por sucesivas crisis políticas, en las que el monarca desempeñó un papel fundamental.
El rey de Bélgica cumplió 79 años el pasado 6 de junio y es el más longevo de los soberanos reinantes. Se disponía a celebrar sus dos décadas de reinado el próximo 9 de agosto. En julio de 1959, Alberto II contrajo matrimonio con Paola Ruffo di Calabria, de una familia noble italiana, con quien tuvo tres hijos.
El 31 de julio de 1993, el rey Balduino murió de una parada cardíaca durante unas vacaciones en Motril (Granada), dejando a Alberto como primero en la línea sucesoria. Uno de los últimos escándalos que han sacudido la institución, de hecho, se le debe a la viuda de Balduino, la reina Fabiola, que creó una fundación para salvar su propia herencia de los impuestos belgas, todo ello en un momento en el que la crisis azota con intensidad a los ciudadanos del país.
No obstante, el principal huracán que ha tenido que afrontar la institución ha sido la biografía no autorizada de su figura, y que señala que la artista Delphine Boël, de 45 años e hija de la baronesa Sybille de Selys-Longchamps, es hija ilegítima del monarca, hecho que éste reconoció implícitamente en su último discurso de Navidad, en el que aludió a sus crisis sentimental con la reina Paola.
La propia baronesa alimentó el escándalo al revelar a la prensa del corazón detalles jugosos de su supuesta relación "de diez años" con el monarca. Y ahora, la propia Boël ha solicitado a la Justicia que se someta a Alberto II y al príncipe heredero a pruebas de ADN, para así poder demostrar su vinculación familiar.
En otro libro de reciente publicación, Cuestiones reales, el escritor Frederic Deborsu asegura que la propia Paola tampoco se ha quedado atrás en cuanto a líos extramatrimoniales se refiere, y que el príncipe heredero ha tenido aventuras con hombres, siendo su matrimonio con Matilde poco menos que una farsa.
Los escándalos también han afectado a otro de sus hijos. El menor de ellos, Lorenzo, ha destacado por ser el más polémico, tanto que acabó por ser apartado de los actos oficiales. Su gusto por el lujo y lo ostentoso, sus enfrentamientos con la justicia y mala política en cuanto a agenda se refiere (visitó el Congo en contra del criterio del Gobierno y el propio Alberto), le han valido el apodo de "oveja negra" de la familia.
En todo caso, Alberto II será el primer rey en la historia belga en dejar el trono por su propia voluntad. Su abdicación, al igual que la de la reina Beatriz de Holanda, pone todas las miras en el Rey Juan Carlos, que afronta también la peor crisis en la monarquía de su historia reciente, pero que no ha movido ficha en ese sentido... más bien al contrario, marginando la labor de Felipe de Borbón y acaparando actos oficiales pese a su bajón en imagen.
Ahora, la sociedad belga espera en el príncipe Felipe un heredero tranquilo. El belga afronta a sus 53 años la sucesión en la Corona con un temple sereno y con amplia experiencia al servicio de la imagen de su país en el extranjero, especialmente a través de misiones comerciales. "No sé si tengo las cualidades. Eso sería un cumplido. Está al alcance de todo el mundo sacar lo mejor de cada cual", decía el príncipe Felipe el mes pasado a la prensa belga.