Carmen Flores, a las puertas de la retirada
El anuncio de su reaparición madrileña esta semana nos ha supuesto una grata sorpresa. Será el viernes.
Hacía mucho tiempo que los aficionados a la copla no disfrutaban escuchando en directo a Carmen Flores, la más veterana del género en la actualidad. El anuncio de su reaparición madrileña esta semana nos ha supuesto una grata sorpresa, después de varios años ausente de nuestros escenarios. Al fin y al cabo, apenas existen grabaciones suyas en el mercado.
A poco de morir Lola Flores en mayo de 1995, Carmen constató que en España apenas encontraba trabajo. Siempre luchando con ese persistente sambenito de ser "la hermana de Lola". Así es que en 1996 se fue a la Argentina, donde fue acogida con admiración y respeto, demostrando que sin renunciar a sus lazos familiares ella podía valerse por sí misma, con su extraordinaria, bonita y potente voz; su elegancia en el escenario también. Y desde entonces no dejó de actuar en Buenos Aires y otras capitales, temporada tras temporada. Aclamada allí como una gran figura, lo que hemos verificado tras consultar críticas de los más importantes medios informativos. "Para mí, Argentina es como mi segunda casa, mientras que aquí, en España, me cuesta encontrar un sitio donde ofrecer mi espectáculo de coplas".
A su repertorio de canciones españolas, esta jerezana nacida el 18 de agosto de 1936 ha sumado en estos últimos años, comprensiblemente, un buen número de tangos, desde Mi Buenos Aires querido a La cumparsita y Caminito. Varios de ellos, como asimismo coplas clásicas, los grabó en estudios bonaerenses. Desgraciadamente esos discos nunca se han comercializado entre nosotros. Catorce son los que reúne su discografía.
Insistimos en que son harto difíciles de encontrar aquí la mayoría, pues los primeros, lógicamente, ya están descatalogados. El que marcó su debut está fechado en 1958 y lleva por título estrella Capote de valentía. Dura ha sido la vida, artística y personal, de Carmen Flores. La primera, por estar siempre ensombrecida por la genial personalidad de su hermana. A Carmen le costaba encontrar autores que escribieran para ella. Y cuando, por ejemplo, estrenó la magnífica zambra Te he de querer mientras viva, en el espectáculo de Lola Copla y bandera, año 1955, quien la popularizó luego en disco fue Marifé de Triana (en una excelente versión, seamos justos también).
Sobre su pasado sentimental hubo más penas que alegrías. Se casó muy enamorada, el 16 de julio de 1959, con el jugador del Real Madrid Isidro. Catorce años de convivencia, cuatro hijos. Pero la felicidad de la pareja se esfumó. Y Carmen hubo de sacar adelante a su prole, el menor con cinco años. De ellos, andando el tiempo, Quique sería un jugador de élite, luego entrenador, que en la última temporada se hizo cargo de un equipo de Dubai. Con treinta y seis años Carmen decidió volver a la canción. Su exmarido, le dijo: "¡Pero dónde vas, si estás acabada!" Y a fuerza de tesón e ilusiones –y porque necesitaba dinero-, con la ayuda desde luego de Lola, Carmen Flores continuó en los escenarios. Tuvo que morir La Faraona para que Carmen subiera de cotización. En Argentina, como queda dicho.
Allí publicó en 2005 su autobiografía, Entre rosas y espinas (que no llegó nunca a nuestras librerías), título que expresa cuanto hubo en su ir y venir: más de lo segundo, desde luego. Como el trance que tuvo que superar el año 2000 cuando le extirparon un tumor. Cáncer de mama. Desde hace varias décadas estableció su hogar en Valencia. Este 2013 lo comenzó con actuaciones en Argentina, Paraguay, Uruguay, donde sus coplas volvieron a ser muy bien recibidas. Luego se presentó en Miami. Y en la reciente primavera volvió para cantar en Barcelona, Valencia, Valladolid...
Este próximo viernes, 5 de julio, tiene anunciada su reaparición en Madrid, en el teatro Amaya. Sólo seis conciertos, despidiéndose el domingo 14. Estará acompañada por la orquesta que dirige un veterano del género, Rafael Rabay. Carmen Flores suele dividir su espectáculo, con una primera parte de coplas y la segunda, mezcla de rumbas, boleros y tangos. Entre los títulos que se incluyen en su repertorio, citamos: Vendedora de coplas, La falsa monea, 13 de mayo, Te lo juro yo, Muero por la copla, María de la O, Me embrujaste, Aquella Carmen, Cinco farolas… Dedica un potpurri a Lola, a base de estribillos de A tu vera, Limosna de amores, La zarzamora y ¡Ay, pena penita!. Hace versiones de éxitos de Julio Iglesias, Vuela amigo, vuela alto, o de Raphael, Si te vas. Le encanta la balada de José Luis Perales, No te vayas nunca. Y se emociona con un tema que le compuso su nieto José: Agua de lluvia.
Carmen Flores es consciente del tiempo que vive. Ha cumplido sesenta y tres años en los escenarios. Si se le pregunta cómo es, se confiesa sencilla, nada sofisticada, todo lo contrario a una diva. Y mientras conduce su coche, que prefiere al avión para sus desplazamientos, medita en su despedida. Ésta, en principio, es la temporada de su adiós. A punto de festejar sus setenta y siete años aún se siente con fuerzas para entretener, emocionar con sus hermosas canciones. Sobre todo esas coplas a ritmo de zambra, que ella interpreta con una voz doliente que nos sigue llegando al alma.
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