La que fue presentadora del programa Un, Dos, Tres le dedica unos minutos a la revista Lecturas para hablar de cómo lo ha pasado estos últimos años. A pesar de las terribles secuelas que deja una enfermedad como el cáncer, Mayra Gómez Kemp "sigue sonriéndole a la vida". Es indiscutible que es una estrella, aunque desde hace años no sale en pantalla.
Mayra ha sufrido dos cánceres, y tras recuperarse del último, ahora puede decir que "por suerte está perfectamente", ya solo le queda saber qué pautas debe seguir. Explica que se enteró de que volvía a tener cáncer "por la tozudez de su otorrino". En esta ocasión el cáncer "no dio la cara", y aunque todas las pruebas salían perfectas, ella sentía una molestia e intuía que algo le pasaba. Asegura que "ha sido terrible", y no podía evitar preguntarse "¿por qué otra vez?", pero sabía que tenía que ponerse manos a la obra para buscar una solución rápida. Evidentemente, se ha apoyado en su marido, hija, nietas y en todos sus amigos.
Aprovecha para confirmar que "ha habido ausencias" durante este tiempo, pero también muchas presencias que le han ayudado mucho. Pero, no puede evitar reconocer con cierta pena que "no ha recibido ninguna llamada de Chicho". "No se lo tengo en cuenta", asegura Mayra. Sabe que está "malito" y en silla de ruedas, pero le sorprende que aunque ha intentado ponerse en contacto con él varias veces, no se haya puesto ninguna vez al teléfono. Todo lo que ha vivido ha hecho que en ciertas ocasiones le haya temido a la muerte, pero "no por ella, sino por los que se quedarían ahí". Esto le ha hecho que ahora sepa que "también es fuerte ante la muerte".
Lleva muchos años casada con su marido, Alberto Berco, y asegura que el secreto es "el respeto y la complicidad". Con él ha vivido el amor pasional y el amor racional, y reafirma que es la persona más importante de su vida. Por todo esto, su único sueño es estar a su lado para siempre. Por último, asegura que no cree que pueda volver a la televisión, "ya ha tirado al toalla". Ha luchado mucho intentando volver, pero no ha servido de nada. Piensa que los presentadores que triunfaron en su época han pagado un precio muy alto, porque, según ella "las televisiones privadas quisieron desligarse de ellos y crear sus propias estrellas".