El segundo pirateo del móvil de Pipi Estrada muestra fotos comprometidas

Pipi Estrada ha vuelto a liarla con su móvil, en principio de forma involuntaria, como la vez anterior. Si hace unas semanas consiguió que la mitad de los famosos de este país tuviesen que cambiar de número de teléfono después de que salieran a la luz al filtrarse desde el teléfono del futbolista, ahora la intimidad que queda al descubierto es la suya. Literalmente: el segundo hackeo del terminal incluye una fotografía suya desnudo. Tampoco hay que alarmarse, que Pipi ya se ha mostrado en cueros en otras ocasiones.

Continúa la relación de Pilar Rubio y Sergio Ramos, pareja por la que pocos apostaban, y que ya llevan seis meses juntos. Aprovechando un descanso del futbolista, se han marchado juntos a Londres, quizá animados por Íker y Sara, que también visitaron la capital británica hace unas semanas. A la espera de que salga algún trabajo en televisión, Pilar sigue con su línea de ropa para chicas rockeras, y ahora va a ser imagen de una marca de zapatos. Esta semana las revistas la muestran con un look más sofisticado que el que suele lucir: pantalón negro y camisa de satén. Cenaba con la suegra, es comprensible.

En cuanto a la prensa rosa, sorprende la portada de ¡Hola!, dedicada a una persona a la que ya no vemos muy a menudo por las revistas de los miércoles: Rocío Carrasco. La hija de Rocío Jurado podría estar viviendo un proceso similar al que acaba de pasar Eugenia Martínez de Irujo: un cambio en el régimen de custodia de su hija mayor que la va a llevar a enfrentarse en los tribunales –una vez más- con su exmarido, Antonio David Flores. De nuevo un caso de una niña (ésta ya con 16 años) que quiere decidir con quién quiere vivir. 

¡Hola! también incluye fotografías de Carmen Martínez Bordiú y su último novio, el empresario de la chatarra Luis Miguel Rodríguez, saliendo del restaurante madrileño Viridiana. Esta historia promete: según el colaborador del programa Sálvame Kiko Matamoros, José Campos estaría exigiendo dinero a la nietísima a cambio de cerrar la boca para siempre. Qué tendrá que callar.