La extenista Arantxa Sánchez Vicario ha decidido abandonar España e instalarse en Miami. Según la revista Lecturas, en la nueva casa, ubicada en una de las principales avenidas de la ciudad, se instalarán también su marido Josep Santacana y sus dos hijos pequeños.
La huida de nuestro país se produce después de la presión mediática a raíz de contar las desavenencias con sus padres en su libro autobiográfico Arantxa ¡Vamos!, su conflicto judicial con ellos y también del hecho de que sus hermanos se situasen del lado de sus progenitores, y no del de Arantxa.
Tan mala es la relación con sus progenitores que Arantxa Sánchez Vicario aún no ha hablado con ellos para comunicarles su marcha. La relación no existe ahora mismo y sólo contactan a través de sus abogados. Las dos partes están a la espera de juicio.
Para poder afrontar los gastos el matrimonio ha puesto en venta su vivienda en Esplugas de Llobregat, una jugosa compra que ya tiene posibles candidatos. Recientemente el jugador del Barcelona Cesc Fábregas y su novia Daniella Seeman visitaron la vivienda acompañados de un agente inmobiliario.
La casa que han puesto en venta es un chalet de 750 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, con jardín, piscina y grandes vistas a Barcelona. La vivienda está valorada en unos 4 millones de euros y está ubicada en una prestigiosa zona residencial, cerca de la Ciudad Deportiva, y por ello zona de residencia de muchos futbolistas del equipo de la ciudad condal.
El propio Josep Santacana les acompañó para mostrarles la casa, en la que permanecieron al menos media hora. Lecturas asegura que la joven pareja del futbolista se mostró especialmente interesada, y señala que si compran la vivienda Fábregas se convertiría en vecino nada menos que de Piqué y Shakira, recién mudados a apenas unos metros de allí. Fábregas y Seeman viven ahora mismo en el triplex que el blaugrana mantiene allí y en el que hasta hace poco vivió con Shakira.
Resultan sobradamente conocidos los problemas económicos de la extenista, sobre todo después de que el Supremo le ordenara pagar en 2009 nada menos que 3 millones de euros a Hacienda por impago de impuestos entre 1989 y 1993.