A las siete en punto, y sin preámbulos vacíos del tipo "me llena de orgullo y satisfacción", la Reina Beatriz de Holanda ha anunciado a través de un mensaje radiado y televisado que abdica en su hijo Guillermo (aquí más conocido por ser el marido de la simpática Máxima Zorreguieta, argentina hispanohablante). Dice que no lo hace por cansancio, sino para dar paso a una nueva generación a la que considera sobradamente preparada. Es el ejemplo de lo que se puede e incluso se debe hacer en determinados casos, y de que a veces es mejor parar el camión a tiempo (fue el director de Comunicación de la Casa Real española, Javier Ayuso, el que dijo hace unas semanas que la crisis actual de nuestra monarquía es "como una camión al que se le pincha una rueda y tienes que cambiarla en marcha").
Beatriz de Holanda cumple 75 años este jueves 31 de enero. La misma edad que acaba de cumplir Juan Carlos de Borbón. Y deja el trono a su hijo de 45, los años que cumple Felipe esta semana. Además, las circunstancias de su reinado no tienen nada que ver con las nuestras: la mayor parte de sus ciudadanos están encantados con ella (las últimas encuestas le daban un índice de popularidad del 80%; según la que realizó Sigma Dos para El Mundo la primera semana de enero nuestro Rey a duras penas llega al 50%), no ha tenido que pedir perdón a sus súbditos por algo que está todavía por determinar (irse de caza, matar un elefante, viajar con su amiga íntima o caerse) y hasta el momento parece que ha logrado contener las aventuras inmobiliarias de su heredero, que fue duramente criticado por comprarse una villa de lujo en Mozambique con dinero de un paraíso fiscal de Jersey. Después decidieron legalizar la operación y cambiar África por Grecia.
Mientras, aquí esta semana todos los medios, coincidiendo con el aniversario de Felipe de Borbón el miércoles, destacan lo capacitado que está para sustituir al rey Juan Carlos. Si ya lo dijo su padre: "es una bendición del cielo". Aquí las decisiones serias de la monarquía y su hoja de ruta pasan por quitar a Iñaki Urdangarín de la página web de la Casa Real (qué tendrán los correos electrónicos que le quedan a Diego Torres, que medio año han tardado en quitarle) o hacer como que no se ve con el príncipe Felipe en un partido de balonmano.
El último en pronunciarse ha sido José Manuel Romero Moreno, el conde de Fontao, abogado y asesor jurídico externo de la Casa del Rey, que se ha apuntado a la moda de los comunicados para decir que nunca prestó "asesoramiento jurídico" a la constitución de la fundación que sucedió al Instituto Nóos, y que él se limitó a aconsejar a Urdangarín que hiciera una separación "entre las actividades mercantiles y las relativas al fomento social del deporte". Y que se trató de un "encargo profesional" de la Casa del Rey.
El resto de la actualidad nacional pasa por El Rocío: el judicial, que ha llevado este lunes al abogado de Mayte Zaldívar a decir que todo lo que ha contado su defendida es fruto del despecho, como si de una copla se tratase, y el literal, que tiene a Fran Rivera y su, de momento, novia definitiva, Lourdes Montes. A unas horas de que se publique la sentencia del juez sobre la custodia de su hija Tana, el empresario disfruta del polvo del camino.