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El regreso como solista de Pepe Robles

Estuvo con Los Ángeles y fundó el mítico cuarteto Módulos. Y ahora canta baladas propias.

Pepe Robles

Pasa el tiempo, claro. Pero la memoria de cuantos vivimos la época dorada del pop español sigue fresca cuando ahora resurge un nombre importante: Pepe Robles. Resulta que tras unos últimos años, cual Guadiana de la música, embarcado en variadas aventuras colectivas, ha retornado a lo suyo, a componer y cantar con nombre propio, y no enmascarado y disperso. Lo explicamos. Pero antes, bueno será recordar quién fue este personaje.

Malagueño recriado en Madrid, fue fichado por Los Ángeles el año 1968, cuando contaba diecisiete primaveras. Aquel sensacional conjunto granadino de bien armonizadas voces necesitaba un guitarrista-bajista. El propietario de Casa Maxi, que tenía la mejor tienda de instrumentos musicales en Madrid, fue quien lo recomendó, para sustituir a uno de sus componentes, que cumplía el servicio militar. Casi dos años estuvo Robles con aquel popularísimo grupo, contribuyendo a su repertorio con temas de su autoría: No pienses, Créeme... Vivía, incluso, en un hostal cercano a la Alhambra, muy integrado con sus compañeros, que no querían residir fuera de su tierra. Se llevaba muy bien con Poncho, alma de Los Ángeles, quien moriría en trágico accidente de coche en 1976.

Pero a Pepe Robles le dieron "la patada de Charlot", pese a sus excelentes cualidades. Y entonces, Rafael Trabuchelli, que era director artístico de la casa de discos en la que grababa en conjunto andalusí, sabedor del talento del jovencísimo guitarrista, le hizo una oferta para lanzarlo como cantante. Él respondió que aceptaría mejor fundando un cuarteto. Y así fue como lideró Módulos, considerado por todos los estudiosos musicales del pop español como uno de los conjuntos más originales de la época.

Pertenecía a lo que se etiquetó como música progresiva, especializado en rock sinfónico. Algo sin duda llamativo en aquellas calendas. Sonaban en directo casi casi como en sus discos. A veces, cuando empezaba a sonar el órgano, nos pellizcábamos para saber si estábamos en una discoteca (por ejemplo, J.J, en la madrileña plaza del Callao), en vez de en una iglesia, o viceversa. O si asistíamos a un simulacro de concierto sinfónico, en vez de a una velada pop. Estaba claro que Módulos eran diferentes a la mayoría de los grupos que existían aquí a finales de los años 60 y comienzos de los 70. Y el artífice de haber reunido a aquellos excelentes instrumentistas, compositores y cantantes no era otro que Pepe Robles. Quien podía haber brillado por sí mismo, como solista. Mas prefirió lucirse en aquel cuarteto. El que logró ser número 1 en las listas de 1970 con una de las mejores composiciones que existen en el pop nacional, creación del batería Juan Reyzábal, pero en la que puso también su granito de arena Pepe Robles. Aunque aquél se anticipó a registrarlo sólo a su nombre en la Sociedad General de Autores, desestimando la colaboración de su compañero, lo que produjo en éste un natural desengaño. Módulos se deshizo en 1978, tras grabar cuatro álbumes y un recopilatorio. Y nuestro protagonista pasó, dos años después, a formar un ocasional dúo con Teddy Bautista (el líder de Los Canarios), anunciado con el nombre de ambos. Sólo grabaron un disco, Radioactivo.

Después, Robles se dedicó a componer para otros, a colaborar en grabaciones varias. Sus colaboraciones fueron para proyectos de Barrabás y otros grupos. Y ya en los años 90, para ídolos de la talla de Alejandro Sanz. En 2007 decidió debutar como solista con un disco de baladas propias, acompañándose con su guitarra. Repitió en 2009 con otro nuevo trabajo. Y es ahora, al inicio de 2013 cuando nos presenta Las calles del mar, un disco de tranquilas baladas, aire intimista, envueltas en el romanticismo y la melancolía; expresadas con una voz acariciante, poco habitual en el pop del presente. En el metro de la soledad, Las calles del mar, Tú en Sevilla... Diez títulos reunidos en un hermoso trabajo, todos ellos con música del propio intérprete, cuya voz nos sigue pareciendo preciosa, ensoñadora. 

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