Iñaki Urdangarín ha vuelto a improvisar una rueda de prensa callejera para aclarar (a su manera) las últimas novedades del Caso Urdangarín. Del posible delito fiscal no ha hablado, pero sí del largo escrito que va a presentar repleto de alegaciones a la petición de fianza. Tampoco ha querido aclarar si el Palacio de Pedralbes se ha puesto a la venta por siete millones de euros. En cuanto a las últimas informaciones que relacionan los negocios del Duque de Palma con Corinna, ha sido más claro: "Ese tema no es de mi incumbencia. Como dicen los ingleses, It´s not my business".
La duquesa de Alba debe estar que trina. Ya no le queda ni Cayetano, el último Rivera en el que parecía haber puesto sus esperanzas. Aunque se pensó que el enfado que tenía con Fran, su ex yerno, no había afectado a su relación con Cayetano (de hecho hace solo unas semanas posó en Hola para la ONG del matador emulando una foto de su infancia), tras la jornada de hoy puede que su cariño haya disminuido. Fran Rivera ha acudido como estaba previsto al juzgado donde se decidirá el cambio en el régimen de custodia de su hija, pero no lo ha hecho solo: le han acompañado dos de sus hermanos, Julián Contreras y Cayetano.
Fran no ha sido el único en acudir con la artillería pesada. Eugenia también ha contado con el apoyo de algunos de sus hermanos: el duque de Huéscar, el marqués de San Vicente del Barco y Cayetano Martínez de Irujo han asistido con ella a la cita de hoy, en la que estaba previsto que se presentase el informe realizado por un psicólogo y un trabajador social a los padres y a la niña.
En otra sala de vistas, la del juzgado de Málaga, Isabel Pantoja volvía a convertirse en el centro de atención, aunque esta vez después de que el juez la haya regañado por usar el teléfono móvil. Pero no hoy. Dice el magistrado que se ha dado cuenta al verla en la tele. Ni corta ni perezosa se ha defendido acusando a sus compañeros de banquillo de hacer lo mismo. Era el día de sus testigos, que han declarado que la cantante amasó una fortuna de dieciocho millones de euros durante once años y que el informe de la Udyco está lleno de fallos, como mezclar cantidades con y sin IVA.
Y Blanca Cuesta ha presentado por fin su exposición a los medios. Aunque sus cuadros llevan ya varios días colgados en la galería Scultradeart, en Toledo, la mujer de Borja ha preferido esperar hasta hacerlos públicos. Dicen de ella en la sala que se basa en el expresionismo abstracto americano, y que recuerda al maestro Jackson Pollock y a los gestos caligráficos de Cy Twombly, con obras coloridas y llenas de texturas. A 3.000 euros la pieza, nada menos. Asequibles para bolsillos como los de la baronesa.