Las luces y las sombras de la infanta Elena

"¿Quién coño me ha movido el dial de la radio?", son palabras de la infanta Elena que abren el extenso reportaje sobre su figura que le dedica este mes Vanity Fair, y que coincide con su 49 cumpleaños. "Para bien y para mal, doña Elena es la más cercana de la Familia Real. Tan pronto te pega un grito como se interesa varios días por la salud de tus hijos. Es más fácil acompañar al príncipe Felipe o la infanta Cristina, que son más asépticos. Digamos que nadie se ofrece voluntariamente a trabajar con ella".

La anécdota la relata un miembro de la Guardia Real, una de las varias fuentes cercanas citadas por la revista, que se esfuerza en el texto en ahondar en las contradicciones de doña Elena, si bien finalmente opta por destacar más las luces que las sombras.

Vanity Fair destaca su "figura de madre trabajadora y divorciada con dos hijos" que, a la vez, "es un Borbón cien por cien", con "sentido de la Historia" y sentido del "deber". "De haber sido Reina de España, hubiera desempeñado su papel magníficamente", dicen las fuentes de la revista.

Otra anécdota: en un encuentro con sus íntimas del colegio en el verano del 95, poco después de casarse, y al observar que una de sus amigas lleva zapatillas de lona blanca, ella exclama "qué gusto, hija. Yo me pongo cualquier zapatilla y Jaime me mata. ¡No puedo ni llevarlas en casa", y a continuación suelta una de sus carcajadas contagiosas.

La revista también pasa por encima de los romances que no cuajaron, como el de Luis Astolfi  o Alfredo Santos Galera, y también su particular relación con Marichalar, tanto durante su noviazgo -no fue un enamoramiento inmediato ni un "flechazo"-, como su matrimonio y, sobre todo, su divorcio. Ella lo sigue considerando "un padrazo" pero también se señala que el divorcio "fue un proceso traumático. La mujer que llamaba en privado "Oso" a su exmarido se reveló implacable en la negociación por el régimen de visitas". La revista asegura que "intenta mantenerse fría y correcta con él, pese a las frecuentes confrontaciones". No obstante, las fuentes de Vanity Fair también aseguran que el respeto de Marichalar por la institución y la infanta es máximo, pese a estos roces, lo cual ayuda a reivindicar la figura de ambos.

Y es que los niños que tuvo con Jaime son la mayor preocupación de la infanta. Felipe está estudiando fuera, y Victoria, de once años, también. Celia Villalobos, vicepresidenta primera de la Mesa del Congreso de los Diputados y vecina de la infanta, ha sido testigo de la absoluta normalidad y el trato diario con sus hijos. "La he visto llamar a los niños desde la ventana de su casa para que salieran de la piscina y subieran a comer. Actúa como cualquier madre".

La revista también ha hablado con Carlos García Revenga, que no se separa de la infanta en muchos actos oficiales, y con el cual se ha rumoreado un posible romance. "Es su amigo, su confidente. Para algunos, sus sombra más alargada y, para otros, el aliado perfecto". "¿Está segura de que no me persigue a mí? Porque yo carezco de interés", asegura el implicado.

La revista también trata los rumores sobre una posible falta de inteligencia de la infanta. Una amiga suya de tiempos pasados asegura que "a Elena la han vapuleado desde la infancia con el rumor de que tenía graves problemas de aprendizaje. Y es muy injusto. Fue la primera que trabajó fuera de la corona, la primera en tener cargos ejecutivos y no honoríficos, Tiene vocación para la enseñanza (cursó Magisterio en la Escuela Universitaria CUNI de Madrid). Y mucha sensibilidad con los niños con problemas y las terapias alternativas con caballos".

La infanta, en palabras de otra amiga, "es un derroche de vitalidad. Sonríe porque le sale del alma, anima a la selección española feliz, inaugura feliz, entrega premios feliz. A diferencia de su hermana Cristina, cae simpática", dice otra amiga.