Lejos de enfriarse su relación por la cadena de escándalos que han afectado a Urdangarín y el resto de la Familia Real, la infanta Elena se ha convertido en el principal apoyo de Cristina.
Tal y como publica Lecturas, atrás quedan ya los momentos de juventud en el que los desencuentros eran constantes. Ahora, en los momentos más duros para la familia y la institución, ambas hermanas se muestran más unidas que nunca.
El pasado día 6, Elena de Borbón se desplazó hasta Barcelona para asistir al cumpleaños de Pablo Urdangarín, al que también asistieron la abuela paterna, Claire Liebaert, y algunos de los hermanos y sobrinos de Iñaki.
La fiesta fue un pequeño bálsamo para la infanta, un momento familiar dedicado a hacer felices a los niños. Doña Cristina regresó a Barcelona ese mismo día desde Washington, recién llegada de su viaja a Tanzania. No quería perderse el cumpleaños de su hijo y tampoco el momento común con la Reina y su hermana Elena.
Tras la tarde de confidencias, las aguas parecieron volver a su cauce. Doña Cristina está apartada de la representación de la corona y ya no ejerce de infanta. La situación de Elena no es tan evidente, pero su figura también ha pasado a un evidente segundo plano.
Tras todo esto, la sombra del caso Nóos, los escándalos imparables de Urdangarín –sin olvidarnos de los del propio Rey- y los preparativos del juicio al duque de Palma, la última vuelta de tuerca a la crisis galopante que sufre la institución.