Lo de los portavoces oficiosos de la Casa del Rey comienza a convertirse en costumbre. Nada de notas de prensa o comunicados a través de su página web: cada vez comienza a ser más habitual que asuntos de cierta importancia se despachen en una conversación de un periodista (esta vez de Europa Press) con "un portavoz de Zarzuela". Anónimo, podrían añadir. Ahora ha sido "un portavoz de Zarzuela" el que ha desmentido la información que hoy publicaba Lecturas, firmada por la Redacción, que señala que la hija menor del Rey está pensando renunciar a ser infanta por amor. La publicación llega a comparar incluso su situación con la de Eduardo VIII y Wallis Simpson.
La Casa del Rey no ha tardado ni un día en comunicar que "nunca ha pedido, y mucho menos presionado a Doña Cristina, para que renuncie a ser infanta de España ni para que se divorcie de Iñaki Urdangarín" (entrecomillado textual del emisario sin nombre). Y ha añadido que la Casa del monarca "no quiere ser portavoz de los sentimientos personales de Cristina". Que nos expliquen entonces la razón de salir a desmentir de manera tan tajante esta noticia.
El problema de los comunicantes no identificados es que luego ocurren incidentes como el que acaba de vivir Catalina de Cambridge, ingresada en un hospital de Londres debido a las náuseas y vómitos propios de su embarazo. A los Servicios de Seguridad del centro les han colado una llamada de broma una emisora de radio fingiendo ser la mismísima Reina de Inglaterra. Haciéndose pasar por Isabel II, la locutora logra hablar con una enfermera, que le confirma que Kate está durmiendo y que su estado es estable. El Grupo Risa asegura que no han sido ellos.
Nada que añadir respecto a las revistas de los miércoles, que publican portadas variadas que van desde el embarazo británico hasta la nueva imagen de Belén Esteban, pasando por el indescriptible reportaje de ¡Hola! sobre la salida del hospital de los nietos de su colaboradora estrella, Naty Abascal. Sin importancia ninguna las fotos de cómo la pareja entra en su coche con dos arrullos, bajo los que, suponemos, hay unos niños. La única foto destacable es la de las hijas de Rosario Nadal y Kiryl de Bulgaria, dos guapas adolescentes que se estrenan en sociedad y que ya no necesitan ser pixeladas.