¿Qué hace mientras tanto Urdangarín, el repudiado?
Urdangarín y Cristina son los únicos miembros de la Familia Real que no acuden al desfile. El escarnio que vive la pareja parece no tener límites.
El matrimonio de Iñaki Urdangarín y Cristina de Borbón pasa por sus momentos más difíciles. Recién superado su 15 aniversario de bodas, la imputación judicial del duque de Palma por el caso Nóos ha apartado a la pareja de la Familia Real y la ha obligado a dejar su residencia de Washington, además de renunciar a su sustancioso sueldo en Telefónica, de la cual hizo oficial su dimisión hace escasas horas.
Los duques de Palma están siendo progresivamente, pero fulminantemente, apartados del resto de la Familia Real, y de hecho este viernes no han figurado -por primera vez- en la tribuna instalada en la Plaza de Neptuno con motivo de la Fiesta Nacional. Mientras los Reyes, los príncipes de Asturias y la infanta Elena están inmersos en el solemne ceremonial oficial, el matrimonio de los duques de Palma afronta el día en solitario. ¿A qué actividades dedicará Iñaki su agenda de hoy, que el matrimonio afronta en soledad?.
Urdangarín pasa sus días encerrado en su domicilio preparando el complejo proceso judicial al que todavía se tiene que enfrentar. Las visitas a su abogado, Diego Torres, son constantes y las reuniones se extienden a lo largo de mañanas y tardes. Es casi una de las pocas actividades que se le conocen ahora mismo al duque, quien por otro lado ha sido visto pasando tiempo con sus hijos, recogiéndoles en el colegio –el mismo al que acudían antes, pese al cambio de domicilio- y con expresión ciertamente preocupada. Su actividad deportiva se ha reducido de manera drástica, y su aspecto luce muy desmejorado.
Urdangarín, sin duda, nota la mirada de reprobación de la opinión pública. Repudiado por todos, desde la Casa Real hasta los peatones-, ha pasado de ser un personaje querido a uno de los más odiados del país y nota el peso del desprecio en su mochila. Mientras los titulares escandalosos del caso Nóos se suceden, esta misma semana los duques han tenido que abandonar el palacete de Pedralbes para trasladarse a un piso más económico en el mismo barrio que se ajuste "a su actual situación económica".
Es representativa la anécdota apuntada por Vanitatis a la hora de describir el desprecio al que se enfrenta duque de Palma. En una reciente visita al País Vasco, los Urdangarín tuvieron que soportar la negativa de los hosteleros que, señalando que sus locales estaban completos, no permitieron comer en sus dependencias a los hasta ahora respetados Iñaki y Cristina. Sin duda, y antes incluso de que se sucedan las penas de cárcel o las multas, los Urdangarín están pagando el precio del (presunto) delito.
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