La piloto de Fórmula 1 María de Villota reaparece en la edición de esta semana de la revista ¡Hola! tras lo ocurrido el pasado 3 de julio, cuando sufrió un grave accidente a bordo del MR-01 en el que, entre otros daños, perdió el ojo derecho.
La piloto se muestra orgullosa de estar superando este incidente con la ayuda de su familia, una "carrera" que ya ha ganado, dice, porque está "viva". No obstante, no oculta lo dramático de sus secuelas, visibles en ese parche que tapa el lugar donde antes estuvo su ojo derecho: "El primer día que me miré en el espejo tenía 104 puntos en la cara, negros, que parecían cosidos con cuerda náutica, y había perdido el ojo derecho. Me quedé aterrada".
En una extensa entrevista en la revista, la piloto, que al margen de las heridas luce un excelente aspecto, asegura que "durante las interminables horas de quirófano, creía que estaba en una prueba de esfuerzo de la FIA. Pensaba que estaba en una especie de simulación y que tenía que aguantar desde el punto de vista mental".
"También recuerdo la voz de la enfermera, que decía '¡Venga María, aguanta!', y que yo le cogí manía porque me insistía en que siguiera y yo no podía más. Era como una entrenadora muy severa de una de esas películas de soldados".
La piloto cuenta todos los detalles del accidente, que aún "se está investigando". "Me acuerdo de todo", asegura María a la revista ¡Hola! Durante unas pruebas aerodinámicas, probando inclinaciones de ala en línea recta y a toda velocidad, se fue directamente contra un camión.
En ese momento toma la palabra su hermana Isabel, que presenció el accidente. "La gente pensó que María se había dado contra el camión, pero que no había sido nada grave. Fui corriendo y me desmoroné al ver el casco de María atravesado por una rampa. Intenté sacar el coche de debajo, a gritar, hasta que vinieron los mecánicos. A mí me separaron de del coche y ya no me dejaron volver".
Dice María que los mejores médicos del hospital se pusieron en marcha. Aún con la cara "destrozada", estaba consciente y recordó a su médico y a su hermana que es alérgica a las pirazolonas. "La primera operación fue maratoniana, duró diecisiete horas, cuatro craneoencefálica y, a continuación, trece de reconstrucción facial. La rotura craneal favoreció la expansión cerebral y eso ayudó a la ausencia de lesiones cerebrales".
Cuando despertó, todos estaban alrededor de la cama, y no sabían cómo iba a hablar o si tendría secuelas. Los médicos, relata, no le dejaban mirarse al espejo. "El primer día que me miré en el espejo tenía ciento cuatro puntos en la cara, negros, que parecían cosidos concuerda náutica, y había perdido el ojo derecho". Ahora dice que lo peor ha pasado, aunque quedan muchas operaciones por delante.
María de Villota no sabe si podrá volver a pilotar, dado que se pierde visión de profundidad y perspectiva. Está cuestionándose si su futuro pasa por la Fórmula Uno, aunque además de la palabra de los médicos, basará su decisión en su "intuición" y su "esfuerzo".