La directora de cine Jill Love, que se convirtió en inesperada musa de las manifestaciones del 25-S por desnudarse ante la Policía en la plaza de Neptuno, es ahora objeto de portada y un extenso reportaje de Interviú, que como es habitual acompaña el texto de gran número de imágenes provocativas de Love.
Love, productora, guionista y directora de cine, explica las circunstancias de su top-less recurriendo al libro de estilo pacifista: "Unos manifestantes o infiltrados (sic) tiraron botellines a la Policía y cargaron contra nosotros, era una situación de mucha violencia y tuve un instinto de hacer algo para apaciguar los ánimos. Me quité el abrigo, la camiseta y el sostén, que me até a mi cintura. Me acerqué al cordón policial y me arrodillé ante ellos. Cerré los ojos rezando a Isis –siempre llevo un colgante de esta diosa egipcia- y me concentré levantando mis manos. Cuando abrí los ojos, estaba rodeada de cámaras".
Aún hay más: Love llama a su desnudo "Love Revolution", y lo califica como un "impulso de su espiritu" para hacer entender a los gobernantes la desnudez del ciudadano "ante los recortes, desigualdad economíca y social, las mentiras y la desfachatez". Love considera el capitalismo como la "forma más atroz de avaricia" pero remata, esperanzada, que "los políticos son como nosotros: necesitan paz, amor y buenas energías".
La directora tuvo que irse a Estados Unidos para materializar su último proyecto, Saving Isis, una cinta rodada entre EEUU y España narrada por Pilar Bardem. La portada de Interviú explica sus circunstancias: "Volví a España hace seis meses por la muerte de mi madre y me tengo que volver a ir por la mala situación de la educación y la cultura". En su lugar, explica que ella "recortaría sueldos a los políticos, no permitiría que se hicieran retratos de más de quinientos euros a exministros, e incrementaría ayudas a la cultura. Y sanidad y educación siempre públicas y de calidad".
Dice Jill que "todos tenemos una misión, y la mía es despertar a los que viven en la oscuridad". Y asegura que nos aventuramos "hacia la era de Acuario, donde se puede cambiar el mundo con un solo pensamiento, el del amor".
La revista reúne por primera vez a quienes califica como los dos "símbolos" de las manifestaciones del 25-S. El segundo es el dueño de la cafetería Prado Alberto Casillas, que albergó en su cafetería a muchos de los manifestantes que la Policía perseguía por causar disturbios.
Dice Casillas que "si tuviera dos huevos y ese par de senos, también me habría desnudado". "Tú pusiste los huevos y yo los senos", le contesta ella. Para Casillas, esto no pasaba "ni con Franco; pero yo voy a seguir, no me van a callar. Yo por la verdad, mato. Voy a ir con todas las manifestaciones".