Doce meses de matrimonio, una boda en la que pocos creían y que la aristócrata remató bailando sevillanas. La unión entre Cayetana de Alba y Alfonso Díez cumple un año y la revista ¡Hola! les dedica un reportaje elaborado en el Palacio de Dueñas, en el que la pareja posa por primera vez tras la boda.
La entrevista comienza con Cayetana, pero pronto se decanta del lado de Alfonso Díez, que expone sus sentimientos personales y su situación con una sinceridad y extensión poco habitual. La duquesa, no obstante, aparece unos pocos párrafos declarándose "muy feliz", y subrayando que su filosofía siempre ha sido "hacer siempre lo que quiero y conseguir siempre lo que me propongo".
La duquesa dice a estas alturas de su vida que todos sus sueños "se han cumplido". Nunca "jamás", y pese a las críticas, pensó en tirar la toalla: y es que tanto ella como Alfonso, dice, tienen un "carácter fuerte". Además, no está para nada preocupada por la diferencia de edad: "Dicen que Alfonso es my atractivo, y tienen razón. Pero no tengo miedo porque él no me da motivos para estar celosa".
Alfonso, por su parte, asegura que sigue "siendo el mismo". "No he cambiado, no tengo humos en la cabeza y no estoy de vuelta de nada", declara el duque. "Lo que sí tengo es ilusión, mucha ilusión". Nota la responsabilidad del título, pero no se asusta por ello: "Es más difícil, la responsabilidad es mayor. Soy consciente de que hay muchas personas pendientes de mí, y es por eso –además de por mí mismo, fundamentalmente- por lo que quiero hacer las cosas bien".
Cambio radical
El cambio de vida, bastante radical, no se le ha subido a la cabeza a Alfonso Díez. Antes, reconoce, su vida era menos complicada, "más sencilla". Pero que no se ha metido en semejante aventura por interés: "Nunca. Al menos en mi caso. No compensa. Valoro mucho mi libertad, estar con quien yo quiero y no aceptar nada de quien yo no quiero. Soy muy difícil en ese sentido, y si no veo algo claro, enseguida cojo las de Villadiego".
Y nunca temió que se le subiera a la cabeza. "Lo tengo muy claro desde el principio. A nadie cuerdo, en su sano juicio, se le debería subir nada a la cabeza, y menos un título. Cosa diferente es que te sientas orgulloso de él e intentes llevarlo con la mayor dignidad posible". "Por el hecho de que por haberme casado con una mujer que se llama Cayetana y que da la casualidad de que es la duquesa de Alba, yo no puedo presumir de nada".
"Yo he sido bastante responsable. En algún momento he hecho también cosas irresponsables, pero era consciente a la vez de que lo eran –es decir, las hacía sintiéndome responsable de ellas-."
El cambio, no obstante y tal y como admite, es "tremendo". "Pero en la vida cotidiana no hay tanto cambio. Al final, uno hace su vida en un espacio limitado. El palacio es un complemento y tú vives en una zona concreta, que pueden ser ciento cincuenta metros cuadrados, o poco más".
Un cambio, dice Alfonso Díez, que "creía que le iba a costar más", y al que ha ayudado la disciplina que le enseñaron de pequeño, y también el haber encontrado nuevos amigos en Sevilla. "Creo que esa disciplina me ha servido siempre para bien. No tengo humos en la cabeza". Lo que sí tengo es ilusión, mucha ilusión, y no estoy de vuelta de nada". "Uno de los regalos que Cayetana me ha hecho ha sido darme la suerte de conocer a sus amigos. Tiene grandes amigos. Y hoy sé que puedo contar con una gran parte de ellos".
Su relación con Cayetana
Pero Alfonso Díez no tiene dudas al respecto. "Yo estaba con una mujer por la que sentía una gran admiración y un gran cariño, y por ese simple 'delito' me vi convertido en el centro de unos ataques que jamás me he merecido".
Ahora mismo, tal y como reconoce, se encuentra "en excedencia por un tiempo, y en este tiempo voy a ver cómo encauzo mi vida de la forma que yo vea que esté más cómodo y que vaya más en relación con mis posibilidades y con las obligaciones que tengo con Cayetana"
"Cayetana es una caja de sorpresas, y tiene todos los resortes, reúne todos los géneros. Si lo lleváramos al terreno del cine, sería una del Oeste, una de romanos, una comedia, un drama... y una de aventuras". Y remata: "La parte más personal de Cayetana no se conoce salvo que convivas con ella. Y en esa convivencia te sorprende con miles de detalles". Una mujer que es, en definitiva, una "escuela de vida".