Los tacos. ¿Costumbre execrable o recurso dialéctico? Nuestros poetas no se ponen de acuerdo. Qué raro.
NO HAY QUE DECIR PALABROTAS
por Fray Josepho
Mesié Sanfuá es propenso a palabrotas.
Él dice coñ... por norma y por rutina.
En cambio, yo prefiero usar vagina.
Y en vez de cabronaz... digo berzotas.
Él les llama gilip... a los idiotas,
tilda de put... a la mujer gorrina,
nombra como caraj... a la minina,
y suele llamar mierd... a las cacotas.
Para él son cojonu... las cosas chachis.
Cuando él se ca... en la pu..., pues yo mecachis.
Y si él pronuncia jod... yo uso jolines.
¿Que él dice dar por cu...? Pues yo, por saco.
Y en fin, que a mí Sanfuá, con tanto taco,
me tiene hasta los mismos cataplines.
MARICONADAS, LAS JUSTAS
por Monsieur de Sans-Foy
¡Un pijo y un carajo y un cojón!
¡Vaya gilipollez de siete suelas!
Lenguaje bujarrón con lentejuelas
y antojos de cartujo maricón.
El macho de la cabra es el cabrón.
Negándolo, me tocas las ciruelas.
Entiéndase, otrosí, que me la pelas,
poeta sodomítico y mamón.
¿A qué te he de mandar? Pues, a cascarla.
¿Y adónde? Preferentemente a Parla,
que es tierra de munícipes bellacos.
Añado, (porque igual me quedo corto)
que vete a tomar mucho por el orto...
y no hay más que decir sobre los tacos.