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Carlos Pérez Gimeno

Las fantasías de Carmen Cervera

El encuentro casual entre madre e hijo y nuera fue eso, casual, y de momento no han continuado hablando.

El encuentro casual entre madre e hijo y nuera fue eso, casual, y de momento no han continuado hablando.
Una imagen del reencuentro, en Hola

Menudo revuelo se ha armado por la simple coincidencia de Carmen Cervera con su hijo Borja y con Blanca Cuesta en la calle. Como es normal entre gente educada, se saludaron de forma correcta, se preguntaron cómo estaban, y ahí quedó todo.

No ha habido acercamiento alguno, ni la paz está firmada, como ya se ha llegado a decir. No hay que olvidar que entre Borja y su madre existe un abismo y una lucha desde hace años, y para conseguir llegar a ser lo que fueron antaño es necesario solucionar antes muchas cosas, entre ellas los pleitos judiciales y que la Cervera admita por fin a su nuera, sobre todo después de tantos años de vida en común como un matrimonio unido.

En vez de intentar separarles, lo lógico sería que estuviera encantada por ver a su hijo feliz con la persona que, como el mismo Borja ha declarado en infinidad de ocasiones, es el amor de su vida.

El encuentro fue totalmente casual. Hacía 14 meses que no se veían, desde que nació Enzo, el último hijo de Borja y Blanca, cuando hablaron por un periodo de 10 minutos en la puerta de una pastelería cercana al parque del Retiro en Madrid. En el momento de salir la baronesa del establecimiento pasaba el matrimonio acompañado de su íntimo amigo, el también pintor venezolano Pedro Sandoval. Tras un saludo cordial, me aseguran, no ha habido más comunicación entre ellos ni se va a producir acercamiento alguno.

Tanto Borja como Blanca continúan manteniendo que nunca han recibido mensajes ni llamadas por parte de Tita, que no les consta en sus teléfonos por mucho que se empeñe en afirmar que les ha llamado, sobre todo a su hijo, y que nunca ha obtenido respuesta por parte de ellos.

No estaría mal que esta casualidad sirviera como primer paso para poder empezar a hablar e intentar solucionar todos los problemas que hay entre madre e hijo. Si la baronesa se lo pensara dos veces, debería mover ficha.

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