La comunidad de las víctimas de la moda, o las adictas a Zara, están pasando por un momento complicado, dado que las rebajas que se esperaban de esta marca no están siendo lo suficientemente satisfactorias. Mi opinión personal es que necesitarán asistencia médica...
Ironías aparte. Hablando en serio, el primer día de las rebajas, Zara fue trending topic en España alcanzando los 22.000 tweets en la red social el pasado miércoles. Al parecer, las consumidoras de la marca denunciaban que los descuentos en las prendas de la enseña estrella del grupo Inditex consistían como mucho en una bajada del precio de unos 3 ó 4 euros. Se esperaban un 50%, como poco. Muchas coinciden en que prendas que llevaban 3 meses en la tienda no sufrieron rebaja alguna, justificando la empresa que dichas prendas son de la "nueva colección".
Lo más divertido es que en esta especie de linchamiento verbal e irónico hacia la marca de moda de bajo precio fue, como es ya costumbre, la mención a la supuesta y vergonzosa esclavitud que lleva a cabo Zara para confeccionar sus prendas. ¡Qué malo es Amancio! Explota a mujeres y niños en horribles condiciones y, para colmo, no baja el precio de sus productos. ¡Qué tragedia social!
Claro, acostumbradas a que en Zara todo es barato, se espera más. ¿Se puede entender esto? Yo lo entiendo. Comprendo que una guarde su dinero para las rebajas con el fin de adquirir un producto más barato. Pero, por otro lado, con lo barato que ya es Zara, tampoco es para quejarse mucho más, ¿no creen? ¡A ver si van a Chanel a pedir descuentazos!
Da la sensación de que es una especie de exigencia y presión social, a través de las redes, para que una compañía, que emplea a miles de personas y contribuye a la economía española, termine haciendo lo que la dictadura de las mayorías quiere.
Soy la primera en comprender el fenómeno de las rebajas y, como público objetivo, intuyo la sensación de estas personas de guardar su ahorros para comprar lo mismo por menos cantidad. Pero basta ya, por favor, de llorar por Twitter, bajo el anonimato en muchos casos, pidiendo –casi exigiendo- a otros lo que unos desean. No se acaba el mundo porque Zara, en lugar de bajar 20 euros un pantalón, solo lo rebaje 5… No se acaba. No. Más bien empieza, económicamente hablando, claro.