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Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

¿Montoro nace o se hace?

¿La montoridad es inmanente o contingente? He aquí el dilema.

La reciente entrevista que Cristóbal Montoro concedió a la televisión catalana ha suscitado en nuestros poetas una controversia de enorme calado intelectual. Y así, este espacio (que tiene una injusta fama de frívolo) se convierte hoy en un foro de debate filosófico, en una tribuna de sabiduría y erudición.

¿La montoridad es inmanente o contingente? He aquí el dilema.

MONTORO SE HACE
por Monsieur de Sans-Foy

¿Se empieza a ser Montoro de inmediato?
¿Quién puede improvisar en su persona
tan áspera dicción refunfuñona...
tan cómico perfil de suricato?

Seguro que empezó en Bachillerato,
puliendo su antipática y chillona
boquita de estanquera solterona...
de espíritu mefítico y chivato.

Cristóbal es de yesca y de mojama,
de esparto y abadejo sin escama,
de trapos y retales harto chungos.

No creo que se enfade ni se ofenda
si digo que le encoña más la Hacienda
que el oro a los enanos nibelungos.

MONTORO NACE
por Fray Josepho

Un gen. Un ADN. Un cromosoma.
Un no sé qué congénito subyace
en la montoridad, que no "se hace".
Que no "te llega un día". Poca broma.

La montorez no es título o diploma.
No es tránsito, secuela o desenlace.
Montoro solo se es cuando se nace,
con toda la pujanza del genoma.

No intenten ser montoros por su cuenta;
no imiten su sintaxis turbulenta,
sus tics, sus aspavientos y sus guiños.

Cuidado. No se expongan. No es un juego.
No prueben esas cosas, se lo ruego.
Y menos, si es delante de los niños.

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