Carmen Martínez-Bordiú continúa su vida con total normalidad después de haber firmado el divorcio de José Campos. Atrás quedaron siete años de matrimonio y, por lo que me comenta gente cercana a Carmen, la relación entre ellos es inexistente.
Han tardado seis meses en llegar a una serie de acuerdos económicos, con la mediación de los abogados de ambas partes. Según la letrada de la Bordiú, Teresa Bueyes, José tiene pendiente un pago de 50.000 euros, por un aval que Carmen le adelantó en su día. También le debe 18.000 euros por los gastos, amarre y mantenimiento del barco que en su día le regaló.
Cuando se separaron, Carmen se trasladó a vivir a Madrid, y me comentan que desde entonces está muy tranquila. Sin embargo, se niega a hablar de cómo es su situación con el empresario Miguel Rodríguez que, por el momento, continúa casado y el matrimonio comparte el mismo negocio de chatarra y desguaces. A la pareja se les ha visto en diversas ocasiones juntos, saliendo de restaurantes, en los toros... Pero el mutismo de los dos es total y siempre se han negado a hacer cualquier tipo de declaración.
Por su parte, el ya exmarido de Carmen continúa en su Santander natal y está feliz al lado de una tal Marian, que es profesora y actriz y planea casarse con ella en un futuro. Además, no descarta hasta tener hijos. Algo habrá tenido que darle la cántabra para cambiar tanto, ya que Campos siempre ha confesado su falta de interés por la paternidad. El caso es que el tercer matrimonio de la Bordiú ya es historia y ella siempre ha mantenido la teoría de que, cuando una relación se termina, se corta sin más problemas.