Finalmente ha sido posible el acuerdo. El escándalo desatado la semana pasada por el pliego de condiciones del bar del Congreso de los Diputados en el que se mantenía la subvención al gin-tonic de sus señorías ha terminado en un acuerdo que pone fin a esta crisis. Jesús Posada, Presidente de la Cámara Baja, ha salido al paso y en una muestra más de alta política y cintura en el ejercicio del cargo, ha decidido retirar la subvención a las bebidas alcoholicas. El grupo concesionario tendrá que entregar el gin-tonic al coste real. La semana más convulsa del Congreso toca a su fin y las diferentes leyes que están actualmente en tramitación podrán recuperar su protagonismo.
Fuentes conocedoras de las conversaciones hablan de las arduas negociaciones entre bambalinas que han sido necesarias para que el Congreso tome tan drástica medida. Un paso importante que ha llevado al primer gran acuerdo de la legislatura entre los grupos parlamentarios. "Han sido arduas y difíciles, pero finalmente ha sido posible llegar a un acuerdo". Aunque hay rumores de que en la madrugada de ayer, cuando ya se había debatido sobre la ginebra menorquina, la inclusión o no del fino de Jerez y del pacharán navarro, estuvieron a punto de romper el acuerdo.
El acuerdo inicial, según esta fuente que prefiere mantener el anonimato, lo planteó el representante de la mayoría, y consistía en poner el límite en los 10 grados de alcohol. La propuesta dejaba fuera el vino de Jerez, algo que hizo que los sesenta diputados andaluces se plantasen. En palabras de un diputado de Cádiz: "Es una afrenta a la dignidad andaluza", y recordaban como recientemente habían retirado el logo de tío Pepe de la Puerta del Sol, a escasos metros del Congreso, por la manzana de Apple. Algo que aprovecharon los 5 diputados navarros que accedieron a excluir el vino de Jerez siempre que se retirase también el veto al pacharán. Cómo la unanimidad era imprescindible, finalmente se dio cabida a estas dos excepciones por su singularidad y formar parte de la cultura de las distintas nacionalidades.
Los bedeles comentaban cómo desde las 12 sesiones en julio de 1977 para la votación de la Constitución, no se recordaba tanta vorágine en los pasillos del hemiciclo. Los diputados con más experiencia recordaban las negociaciones que tuvieron lugar en la Transición, exaltando la "voluntad de consenso", muchas de ellas casualmente en la misma cafetería que es ahora objeto de debate. Aunque los nervios y las conversaciones no se han limitado al Congreso, ya que han tenido lugar distintas reuniones en el Hotel Palace, la Gran Peña y los distintos restaurantes de alrededor del hemiciclo. Los camareros del restaurante la Ancha, donde usualmente dan buena cuenta sus señorías del famoso Armando (un filete empanado tan grande como las tabletas que les regalaron a sus señorías) han dicho que las conversaciones de esta semana no daban para otra cosa.
Dentro de los partidos también ha habido diferencias, poniéndose en peligro la unidad de voto en todas las formaciones. En la bancada conservadora, las malas lenguas de los diputados con más experiencia, relegados a las últimas filas esta legislatura, hablan del amor que tiene la generación de Soraya y sus abogados del Estado por "esas nuevas ginebras raras" y con todo tipo de fruta a su alrededor. "Hay que ser hortera para echarle frambuesas a la ginebra", clamaba un conservador esta mañana. Por su lado, los más jóvenes dicen con ironía que hay algunos que "recuerdan con nostalgia el cubata de ginebra con Coca-Cola y los dos paquetes de tabaco negro a primera hora de la mañana".
Los comunistas y grupos de extrema izquierda se manifestaron conformes con la retirada del gin-tonic de las bebidas subvencionadas, ya que es una bebida con un "marcado corte elitista e imperialista" que tiene su fundamento en la invasión británica de la India: "Es propia de fascistas y explotadores como Winston Churchill". Por su lado, los nacionalistas catalanes estaban hasta última hora intentando incluir que el etiquetado estuviera en todas las lenguas oficiales y pedían que los camareros hablasen vascuence, catalán y gallego para respetar las distintas sensibilidades de la Cámara.
En la Carrera de San Jerónimo hoy ha amanecido un día veraniego, con riadas de turistas camino de la Plaza de Santa Ana para tomar el aperitivo. Parece que de momento el Congreso ha vuelto a la normalidad después de tanta agitación. Un turista que paseaba tranquilamente por el barrio y sus alrededores, impresionado por la mala imagen de una zona tan turística, llena de vallas tiradas y con un cerco policial que no había visto ni en Atenas, expresaba su "esperanza en que si el Gobierno y las distintas sensibilidades parlamentarias han sido capaces de lograr un acuerdo en algo tan trascendental para sus electores como el precio del gin-tonic en el Congreso, puedan poner la misma energía en intentar sacar adelante acuerdos en materia económica, fiscal y de calidad en la educación".