La artista, con toda seguridad, vivió ayer uno de los peores días de su vida, al tener que enfrentarse a los cientos de personas que la esperaban a la salida de los juzgados de Málaga.
Las medidas de seguridad no fueron suficientes, y los agentes de Policía no pudieron controlar ni a los seguidores ni a los detractores que la increparon y la agredieron de tal manera que llegó a desmayarse.
Imágenes dantescas que recuerdan al entierro del que fuera su marido, el malogrado Paquirri, cuando a Isabel Pantoja la llevaron -como se suele decir- en volandas, con la diferencia de que ayer no todos los presentes estaban allí para apoyar a la artista.
Mucho más lógico hubiera sido que la lectura de la sentencia se hubiera hecho de forma más privada, a través de sus abogados, y así evitar ese circo mediático que no ha podido ser más desagradable.
¿Recibirá el mismo tratamiento Montserrat Corulla, testaferro de Roca? Seguramente que habrá notables deferencias cuando ese juicio se celebre, que por cierto está previsto que sea dentro de unas semanas.
Como es sabido, los letrados que han llevado la defensa de Pantoja lo primero que hicieron fue manifestar su desacuerdo con el dictamen de la sentencia, y no dudaron en afirmar que la van a recurrir.
Esta larga historia no ha llegado a su fin, aunque a pesar de todo Isabel haya sido la gran triunfadora en este proceso.
Con toda seguridad, después de los hechos acontecidos, la tonadillera continuará por un largo periodo de tiempo recluida en sus cuarteles, fuera de circulación.
No le esperan buenos tiempos.