La estación de San Anton, en Austria, ha sido el lugar elegido por el torero Fran Rivera para despedir el año, y lo ha hecho rodeado por sus dos amores, su hija Cayetana y su novia Lourdes Montes.
Llegaron el día 26, después de que la pequeña celebrase la Nochebuena en Madrid con la familia de su madre en el Palacio de Liria, a la que acudieron todos los hijos de la duquesa de Alba, menos Jacobo, con el que no mantiene relación alguna desde que su madre repartiera la herencia y el conde de Siruela no quedara satisfecho con la misma.
Después de dicha reunión familiar, Francisco y Lourdes, acompañados por la hija de éste, han estado unos días (en concreto hasta el 2) practicando el esquí, deporte al que según parece son grandes aficionados.
El mes de enero va a ser definitivo para Francisco y Eugenia, ya que el 14 será el día que tengan que verse en el juzgado por la custodia de la hija de ambos.
Desde que el torero tomara la decisión de enfrentarse a la que fuera su esposa, la magnifica relación que mantenía con todos los miembros de la Casa de Alba, y en especial con su exsuegra la duquesa, se ha visto desmoronada por completo hasta el punto de que la propia doña Cayetana manifestó que no quería volver a saber nada de él, y hasta lo llegó a tachar de traidor.
De sobra es sabido el gran cariño que sentía la aristócrata por su yerno, pero a día de hoy ese hecho ya es historia.
Francisco, por el contrario, desde que comenzó la guerra no ha querido hacer ningún tipo de declaración al respecto, y tan solo se ha limitado a comentar lo enamorado que está de Lourdes, manifestando que es una mujer especial en su vida, y afirmando que tiene una cabeza privilegiada aparte de poseer una gran clase, y que indudablemente es el amor de su vida.
Por el momento, solo hay que esperar a ver cómo se van desarrollando los acontecimientos. Primero el tema de la custodia, y después, si en el año que acaba de comenzar, habrá boda. Conociendo al torero, puede pasar cualquier cosa.