"Está buenísimo. Pero mono, que te mueres de mono... que dices ‘¡Ay...!’. Me acuesto con él y punto. Y si puedo, repito". Estas son algunas de las frases profundas e inteligentes que dice la protagonista de uno de los anuncios de la firma de ropa Desigual. No se entiende muy bien el mensaje con claridad que quieren transmitir estos nuevos anuncios que han hecho, pero sí se ve con claridad que el objetivo es crear polémica.
Si el "enamorarse es guay" de Loewe, una campaña que jamás firmó ningún contrato con ningún medio de comunicación para difundirlo –que no obstante, consiguió que todos hablaran del "cortometraje"-, entonces "la vida es chula", eslogan de esta campaña de la firma de camisetas de barata imitación de Custo Barcelona –de hecho fueron a juicio por plagio aquéllos de éste-, en esta ocasión está planificado todo, pero raya en la vulgaridad.
Lo de Loewe fue un error, aunque muchos no lo piensen. Se intentó crear un mini reportaje, bastante ‘casero’ que le daría cierto toque natural, en donde la idea básica consistía en que la hija hereda de su madre el bolso ‘Amazona’ de Loewe. La clave pues sería perdurabilidad.
Sin embargo, en estos anuncios "curiosos" de Desigual directamente no se le encuentra sentido a la estética verbal; pese a que la iluminación y el montaje esté mejor trabajado –y aparezcan unas niñas monas en braguitas y sujetador-. Una apuesta por un hiperfeminismo transgresor de querer llamar la atención a cualquier precio; junto a esa rebeldía de intentar convertir en algo moral –como el acostarse con tu jefe por ejemplo- lo que carece de ello.
"Tengo una plan, por fin voy a contárselo a mi familia" dice la otra protagonista de un spot similar. Esta otra chica quiere presentarles a sus padres a su nuevo novio. Pero hay una sopresa: el novio en realidad es novia, una chica brasileña. No va esto de homofobia alguna, ni mucho menos, pero la ideología en la que se está bañando Desigual pertenece a esa mentalidad que engloba la filosofía vital ‘progre’. ¿Qué es ser ‘progre’?, ¿progresar?, ¿hacia dónde?, ¿hacia la ausencia de intimidad y la carencia de cualquier moral?
Tergiversaciones y manipulaciones semánticas: eufemismo. En lugar de ‘crisis’ en El País hablaban de ‘recesión económica’; en lugar de ‘aborto’ o ‘asesinato’, que al final es lo mismo, ‘interrupción voluntaria del embarazo’. ¿Desde cuándo un ser humano tiene derecho a asesinar a otra persona?
Algunos dirán que es vanguardia este anuncio. Pero no se dan cuenta del daño que hacen a esas nuevas generaciones que, como esponjas, absorben todo lo que ven en la pequeña pantalla. Y lo toman como modelo, como paradigma de vida.
"Yo, cuando le vi, con aquellas camisetas... que le metía la mano por aquí". Ese "aquí" mientras la ‘prota’ se restriega la mano por su trasero como si fuera el de ese jefe que le gusta. "...y pasas al lado y te preguntas, ¿me lo tiro ya? Es un bombonazo, que vamos". Sí, sin duda alguna, es esa mujer que cree que todo lo puede, sin necesidad de un hombre; de esas que probablemente si no encuentran a un hombre con el que engendrar un bebé, optan por la inseminación in vitro. De esas que deben decir como lema vital: "nosotras parimos, nosotras decidimos".
Y aunque sean unas cuantas frases "cotidianas" las que suelten estas "liberadas" mujeres, -para promocionar una firma de ropa ausente de elegancia alguna y que, aunque haya vitalidad en sus colores y formas, carece también de gusto-, la promiscuidad y el toque frívolo no se lo quita nadie. Han jugado a la polémica, y lo han conseguido; nosotros les hacemos publicidad gratis, sí; pero quizá también invitemos a reflexionar con ello a algunos.
Lo más sorprendente es que una de las protagonistas, ensimismada en sus palabras y sus creencia ciega en representar a una ‘superwoman’, no se planteó siquiera que quizá, a lo mejor, probablemente el jefe ya tenía su plan. Yo también tengo un plan... y es tirar por la borda esta campaña vulgar, soez, promiscua y ultrafeminista.