Esperanza Aguirre, fiel a la subasta de los capones de Cascajares

Cada año por estas fechas se organiza la famosa subasta de capones de Cascajares, cuyos fondos van dirigidos a fines sociales. Josemi Rodríguez Sieiro, amigo personal y compañero de profesión, al igual que su familia, son los que están al frente de esta obra social.

Este año la Fundación Prodis ha sido la elegida, y con el dinero recaudado -que ha ascendido a 33.140 euros- se van a financiar unas becas de estudio universitario, para jóvenes con discapacidad intelectual. Una de sus mayores impulsoras es Samantha Vallejo–Nájera, que es madre de un niño de 4 años que nació con esa discapacidad, y que como nació un 6 de enero, le llaman Roscón de forma cariñosa. Al preguntarle por su hermano Colate, lo único que dijo, restando importancia al tema, fue que su sobrino y su hermano "están muy bien, he estado unos días en Miami, y espero que puedan llegar a acuerdos por el bien de todos".

Una de las primeras en llegar fue Esperanza Aguirre, cuya presencia causó un gran revuelo ante las 400 personas que aproximadamente se encontraban en el salón donde iba a dar comienzo la subasta. Todos los allí presentes querían saludarla y la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid, con gran sentido del humor, confesó: "Estoy más viva que nunca".

El acto estuvo presentado por Juncal Rivero, que como es habitual estaba muy guapa. "Estoy encantada por haberlo presentado, menudo éxito de convocatoria", comentó. Al nuevo año le pide trabajo, ya que el presente ha estado muy flojo.

Fernando Martínez de Irujo, asiduo a la subasta, coincidió con su excuñada, María Eugenia Fernández de Castro, la que fuera esposa de su hermano Jacobo, conde de Siruela. "Estoy encantada de ser y ejercer de abuela", fueron sus palabras mientras enseñaba la foto de Sela, su nieta.

Por su parte, el hijo de la duquesa de Alba, con la discreción que le caracteriza, comentó que fue una fatalidad el tener que suspenderse la cena de gala con motivo de la inauguración de la  exposición de la casa de Alba, a la que estaba prevista la asistencia de la reina doña Sofía.

Una convocatoria que cada año se supera, y un buen capón para la cena de Nochebuena.