Gema Ruiz Cuadrado se casó el pasado fin de semana con el abogado y bancario Juan Díaz Alonso, después de tres años de relación. Para la novia no era su primer matrimonio ya que estuvo casada anteriormente con el político Francisco Álvarez Cascos, con el que tuvo dos hijos y del que se divorció después de varios años de matrimonio.
Para Gema esta boda ha supuesto poder realizar uno de sus sueños: lograr casarse por la iglesia, ya que la vez anterior no fue posible por ser Álvarez Cascos divorciado.
El lugar elegido para el enlace fue la iglesia de Santa María la Real en la localidad segoviana de Sacramenia. La novia llegó en un Rolls Royce, conducido por José Luis Santos, el marido de Cristina Yanes que, por cierto, haciendo honor a su profesión lució unas magníficas esmeraldas, al igual que la sobrina del Rey, María Zurita.
La novia, por su parte, lució un traje obra del diseñador andaluz Roberto Diz, en blanco, con larga cola, velo y adornos dorados. El peinado no estuvo del todo acertado, al apostar por melena en vez de un bonito recogido, y como es tradición tanto el novio como los testigos eligieron el clásico chaqué.
Y para no pasar desapercibido el modisto sevillano eligió unos leggins estampados que le cubrían media pierna, combinados con un blazer y corbata. La misma indumentaria que eligió su ayudante, con lo que consiguieron su objetivo: ser el comentario de todos los invitados.
La novia llegó al altar del brazo de su padre y padrino, Juan Ruiz Baena, mientras que el novio llegó acompañado por su madre, María José Alonso Lorenzo, que para la ocasión eligió la clásica mantilla española en blanco y fue la única que iba de largo, ya que las demás señoras iban de corto y con sombrero al ser una boda por la mañana.
Como testigos firmaron entre otros el que fuera presidente de las Nuevas Generaciones del Partido Popular, Nacho Uriarte, el presentador de televisión Ramón García, acompañado por su mujer Patricia Cerezo, y el empresario Pepe Barroso, con su esposa Mónica Silva.
Una de las más guapas, como viene siendo habitual, fue Paloma Cuevas, de rojo con pamela. Anne Igartiburu también iba muy elegante, con un modelo de Lorenzo Caprile y acompañada por su novio, el empresario Daniel Alcázar. Josemi Rodríguez-Sieiro llegó en un Jaguar cabrio espectacular; y Fiona Ferrer iba de George Rech blanco y negro.
La decoración floral corrió a cargo de Francis López Yanes, que para la iglesia eligió plantas aromáticas, lilium y alstromelias entre otras. Las mesas las decoró a base de centros con ramas de árbol de las que salían amarantos, hiedras, peonías y rosas de color blanco y rosa. El ramo de la novia era de peonías rosas.
Una vez finalizada la ceremonia religiosa se sirvió un aperitivo a base de jamón, croquetas y fritos variados. A continuación se sirvió un almuerzo que consistió en foie y jamón de pato, seguido del plato tradicional rabo de toro cordobés y, de postre, milhojas acompañadas de helado. Todo servido por Fortuny.
A los postres hubo una sorpresa: la aparición de la tuna. Todos los asistentes coincidían en que la actuación fue obra de Enrique Ponce. A continuación, baile hasta la madrugada.
Fue una boda en la que no faltó detalle alguno y todos los que acudieron comentaban lo bien que lo habían pasado.