El torero está pasando por unos momentos muy duros después de haber tenido que hacer frente a las fechorías de su progenitor. No ha tenido más remedio que afrontar los malos resultados de las pésimas gestiones de los negocios de su padre.
Hace unos días salió a subasta un tercio de la finca Ambiciones con el fin de poder afrontar la deuda que mantiene Humberto Janeiro con el fisco, que asciende a 250.000 euros. Por el momento no ha habido nadie que pujara por ella, por lo tanto se abrirá un plazo de seis meses para recibir ofertas privadas.
La familia ha hecho causa común con el torero y nadie quiere hablar de este tema, que los trae a todos de cabeza, y en especial al torero.
La única que se ha pronunciado ha sido María José Campanario que ha salido en defensa de su marido y, de una manera un tanto sutil, ha querido dejar muy claro quién es culpable. Con sus declaraciones a su suegro lo ha puesto en su sitio.
La relación entre el patriarca y su familia cada vez es más tensa y en la actualidad ver a toda la familia reunida es imposible. El distanciamiento entre el diestro y su padre cada día es mayor.
El propio Humberto tampoco ha querido decir nada ni siquiera para intentar amedrentar a su familia con publicar sus memorias, algo que ha ha hecho últimamente, y tan sólo se han podido ver unas imágenes muy elegantes del mismo masticando chicle.
Humberto Janeiro cada vez está más apartado de cualquier reunión familiar aunque su hijo no quiera hacer ni el más mínimo comentario al respecto, pero lo que sí es cierto es que este tema le viene produciendo un gran disgusto. Ambiciones, de sobra es sabido, era la finca de sus sueños y siempre ha declarado que allí era donde más feliz se sentía.
Por el momento, el futuro es incierto y no se sabe qué puede ocurrir. Lo que sí está claro es que Hacienda no perdona.