Con todo lo que está aconteciendo en el seno de la Familia Real después de los últimos hechos vividos, hasta el punto de que el propio don Juan Carlos se ha visto obligado a pedir disculpas por la imprudencia de irse a cazar a uno de los reductos mas elitistas del mundo, y sin olvidar que su relación con la tal Corinna ya es vox populi, no salgo de mi asombro desde que a Zarzuela se les ha ocurrido decir que su Majestad va a continuar manteniendo el mismo círculo de amistades.
Es como si Doña Sofía no existiera; me parece una falta de tacto tremenda. Como esto continúe así, cualquier día se va a poder escuchar el grito de "La Reina ha muerto, ¡viva la Reina!"
Ya sólo falta por ver a Don Juan Carlos y a la organizadora de cacerías juntos, y no precisamente practicando ese deporte que tanto les gusta.
Doña Sofía ya ha dejado claro con su actitud que no está por la labor de hacer más el paripé. Bien claro lo ha demostrado al no regresar de su viaje a Grecia nada más conocer la noticia de la caída del Rey. Un hecho muy poco acertado por parte de Su Majestad, que ha dado la impresión, de que su papel, como Primera Dama de España, pasara a un segundo plano.
El papel del Príncipe no puede ser más delicado. Sus propios padres se lo están poniendo cada vez mas difícil, y como no reaccionen, las consecuencias podrían a llegar ser muy graves.
El apellido de soltera de Corrinna es Larsen, ya que el título de princesa lo obtuvo por haber estado casada con un príncipe alemán que responde al nombre de Casimir zu Sayn- Wittgenstein Berteburg, del que se separó en el año 2005 después de cinco años de matrimonio. Es sabida su gran pasión por la vida social, a muy altos niveles, no sólo económicos, sino también de poder. Las cacerías las organiza a través de una empresa del Reino Unido para ese tipo de gente.
La rubia alemana pasa largas temporadas en España, sobre todo desde que se la ha vinculado sentimentalmente con Don Juan Carlos.