Que de buenas a primeras, Kiko Rivera y Jessica Bueno, hayan decidido romper su compromiso, es algo que no puede coger de sorpresa a todo el mundo, más que nada por los protagonistas.
Si el bonachón del hijo de la Pantoja ha destacado por algo, aparte de por poseer un gran sentido del humor, ha sido por ser una persona poco constante en sus relaciones, entre otras muchas cosas, y en esta ocasión no iba a ser la excepción.
Un noviazgo en el que ha habido de todo, menos lo que debe haber, me refiero al tiempo, ya que en seis meses ha sucedido de todo, embarazo, perdida del bebé, fecha de boda, cancelación, todo bajo la exclusiva de la revista Hola. También ha habido nueva fecha del enlace después de la triste pérdida, y como colofón la repentina ruptura. De todo un poco menos seriedad, cuando hace unos días no paraban de gritar a los cuatro vientos lo mucho que se querían y los unidos que estaban.
Y de repente, como si tal cosa, a través de una red social, comunican por separado su ruptura. Por su parte Jessica decía sentirse decepcionada, mientras Francisco solo se ha limitado a decir que no ha podido ser.
Ellos sabrán las razones que les han llevado a tomar esta decisión que con toda probabilidad conoceremos a través de la misma publicación en la que contaron que estaban embarazados, pero toda esta historia no reviste mucha credibilidad que se diga.
Y ahora que de momento todo ha terminado, ¿qué va a pasar con todo lo pactado con la revista? No sería muy propio por parte de la revista Hola entrar en este culebrón. La que interesa es la Pantoja, y sin ella ninguna exclusiva tiene valor.
La tonadillera todavía no se ha pronunciado al respecto, pero con toda seguridad le quitará importancia al asunto y dirá que ese tema no le atañe, aunque la realidad es muy diferente, ya que se había hecho ilusiones de que su hijo poligonero iba a sentar la cabeza.
A esta última hazaña de su hijo se le añade el pinchazo de audiencia que obtuvo en la gala especial de Tele5, la que ahora es su "cadena amiga y su casa", cuando hasta hace muy poco era su enemiga más acérrima y su pesadilla. Todavía le queda las campanadas del 31 y como la audiencia continúe sin acompañarle, es muy posible que las uvas se le indigesten. Y para el año que entra, necesita, como se suele decir, entrar con buen pie, porque lo que le espera de cara al verano con la justicia no es ninguna tontería.