Un fin de semana triste y, nunca mejor dicho, la crónica de una muerte anunciada. El fallecimiento de Paco Marsó no sorprendió a nadie a pesar de su empeoramiento fulminante. A su familia le dio tiempo a prepararse para lo peor.
Los restos mortales de Paco fueron trasladados a Madrid, donde familiares y amigos le rindieron su último adiós. Concha Velasco, la que fuera su mujer durante casi 30 años, llegó al tanatorio en principio muy entera. "No quiero ser protagonista de nada", comentaba, pero la actriz ha tenido que representar uno de los papeles más amargos de su vida, ya que como bien decía ella, su gran amor se ha ido para siempre.
Sus hijos han estado muy pendientes de todo y en especial de su madre. Se ha podido ver a una familia unida. Uno de los momentos más emotivos se produjo en el instante de despedir a Paco. Toda la familia al completo, Concha, Manuel, Paco, Diana Patricia y su madre Brigitte, cogidos de la mano, se dieron un fuerte abrazo. Por una parte todos los hermanos y por la otra, las dos madres de sus hijos.
La actriz quiso agradecer a los medios de comunicación su labor. "Muchas gracias a todos. Éste es el mejor sitio en el que podía estar Paco. Ya sabíamos lo que iba a pasar".
Había infinidad de coronas pero hubo una que me llamó la atención. En ella se podía leer: "Tus compañeros de mus". De sobra era sabido que era jugador, mujeriego y bebedor, pero también hay que resaltar que era un hombre generoso, y como productor teatral, de los mejores. Lo que ocurría era que todo el dinero que ganaba le duraba muy poco. Se lo fundía en nada de tiempo... Las mujeres le volvían loco y ese fue uno de los motivos por el que su matrimonio se rompió.
Por la vida Marsó, -así es como le llamaba Concha-, pasaron varias mujeres cubanas. Con una de ellas, Diosi Ledesma, tuvo una hija, Gabriela, que en la actualidad tiene 18 meses.
La relación duró muy poco tiempo y después de la ruptura, la caribeña se volvió a la isla. Se comentaba que una vez enterada de la muerte del padre de la pequeña, tenía problemas en obtener el visado y poder trasladarse a Madrid. Finalmente pudo solucionarlo y así llegar a tiempo para poder presentarse en el velatorio a última hora de la noche del pasado sábado. Llegó acompañada de su representante y con la cría a ese lugar tan poco apropiado para los niños.
No me cabe la menor duda de que a esta persona la vamos a ver esta misma semana sentada en un plató, hablando otra vez de su relación con Paco y haciendo caja. Esperemos que no haya venido para ejercer de viuda, porque sería el colmo de la cara dura.
Un emotivo adiós a un hombre que no pasaba desapercibido, en un día triste y gris en pleno mes de otoño.