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La credibilidad de la "armadura" de Montoro

Si los gobernantes autonómicos y municipales del PP supieran que no van a poder volver a presentarse en sus listas si incumplen los objetivos de reducción del déficit, encontrarían grasa de sobra que recortar en sus "esqueléticos presupuestos".

Tras incrementar las transferencias a las autonomías y avalar su demencial endeudamiento mediante los llamados hispabonos, el ministro de Hacienda ha creído necesario enviar un mensaje de contundencia a los gobernantes autonómicos como es el de decir que no aceptará de ninguno de ellos "más excusas ni pretextos" para no cumplir con el objetivo de reducción del déficit. Montoro les ha recordado que la ley de estabilidad presupuestaria dispone de un mecanismo de "vigilancia, sanción e intervención" en el que "no caben posturas autóctonas" y que "el Gobierno tiene suficiente armadura para hacer cumplir" sus objetivos de "consolidación fiscal".

No hace falta imaginarse a Montoro, o a Rajoy, enfundados en esa "armadura" para hacerse una idea de cuál es la sensación que las advertencias del ministro han provocado en los manirrotos gobernantes autonómicos. Aquí nadie se toma en serio nada, incluidos los que, como Montoro y Rajoy, llaman "ley de estabilidad presupuestaria" a una ley que, lejos de obligar a un auténtico equilibrio entre gastos e ingresos, lo único que establece son ciertos topes al desequilibrio presupuestario, que los gobernantes de turno, además, podrán saltarse en circunstancias muy recurrentes. Las llamadas a la austeridad y a la lucha contra el deficit del PP se han convertido en el más elocuente ejemplo de ese "homenaje que el vicio rinde a la virtud", tal y como La Rochefoucauld entendia la hipocresia. Es todo una inmensa farsa con la que, quienes pretenden seguir viviendo por encima de sus posibilidades, quieren convencer a sus socios y a sus prestamistas de que ellos sí son de fiar.

Si de verdad el gobierno de Rajoy quisiera meter en vereda a los manirrotos gobernantes autonomicos y municipales, empezando por los de su propio partido, lo tendría muy facil: Bastaría con que el PP adquiriera el compromiso público de no volver a dejar que encabecen las listas electorales de ese partido aquellos presidentes y alcaldes que hayan incumplido los objetivos de reducción del déficit acordado. Verían ustedes cómo en ese caso quienes ahora se quejan de sus esqueléticos presupuestos encontrarían en ellos grasa más que de sobra para recortar. Y eso, sin necesidad de amenazarlos con el código penal ni con la supuesta "armadura" de la irrisoria ley de estabilidad presupuestaria.

En cuanto a los gobernantes nacionalistas, el portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, por mucho que haya evitado la carcajada, ha tardado escasas horas en mostrar públicamente el nulo respeto que otorga a las advertencias y a la "armadura" de Montoro. Pero ¿cómo dar credibilidad a las amenazas de un gobierno que no se atreve siquiera a denunciar la llamada a la amnistía fiscal hecha por un ayuntamiento como el de Gerona? ¿Cómo dar credibilidad a un gobierno que ni siquiera se atreve a recordar el clamoroso y constante desacato que la Generalitat catalana está perpetrando al desobedecer la sentencia del Tribunal Supremo que ampara el derecho de los catalanes a tener también el castellano como "lengua vehicular"? ¿Cómo dar credibilidad a un presidente de gobierno que guarda silencio mientras Artur Mas le marca "líneas rojas que Rajoy sabe que no ha de cruzar"?

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