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Cristina Losada

Chacón y cierra España

Se nos va a poner, por así decir, el traje de faralaes en Olula del Río, Almería. Como las muñecas flamencas que el tripartito capitaneado por su partido quiso retirar de las tiendas de souvenirs por foráneas.

Los manifiestos de las facciones socialistas recuerdan a los artículos políticos que se publicaban en los primerísimos compases de la Transición. Su lenguaje cifrado era ininteligible. Sólo los iniciados estaban en condiciones no ya de entenderlos, sino de interpretarlos. En ambos casos, está claro a qué bando corresponden los textos, pero quién sabe cuáles son las diferencias. Me ha dado por pensar que "Mucho PSOE por hacer" equivale al –efímero– espíritu del 12 de febrero y que el "Yo estuve allí", naturalmente, es el búnker. Así las cosas, lo único seguro es que ni Rubalcaba ni Chacón representan cambios sustanciales en el núcleo ideológico de su partido. La renovación que propugnan es puramente organizativa. Compiten por ofertar más participación a su clientela. Pero ya no pueden ofertar nóminas.

Cierto. Cuando Rubalcaba proclamó que el partido debía decir lo mismo en todas las comunidades autónomas se pudo inferir de esa perogrullada, copiada del PP, que indicaba un giro político. Una rectificación de la deriva nacionalista del PSOE, cuya pieza más acabada fue el Estatuto catalán y cuya cabeza visible hoy, decapitadas otras, es Chacón. Ella, cómo no, ha respondido. Ha recuperado su identidad andaluza y ha rescatado a ese padre al que borró de un vídeo electoral por si desentonaba con su identidad catalana. Se nos va a poner, por así decir, el traje de faralaes en Olula del Río, Almería. Como las muñecas flamencas que el tripartito capitaneado por su partido quiso retirar de las tiendas de souvenirs por foráneas. A fin de cuentas, las federaciones que cortan el bacalao en el PSOE son la catalana y la andaluza. Y, a falta de otra cosa, Chacón tiene sentimientos de sobra para repartir entre sus dos tierras.

Fuera de la anécdota, sin embargo, no hay nada. Nada que permita suponer que existe una batalla por el españolismo entre los aspirantes a dirigir el PSOE. Sería bonito que estuviera en trance de romper con sus prejuicios. Esos para los que España es una ranciedad poblada de Torquemadas, generales golpistas, tinieblas, oscurantismo y atraso. Pero me temo que no. Porque no han sido Chacón ni su álter ego, el finado, los autores del invento. Ellos son el producto de los tópicos que han configurado tan visceral rechazo. Y puesto que comparten el repelús hacia España con el grueso de la izquierda, los socialistas no irán a corregirse ahora.

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