Se supone que, tras el 20N, la mayor preocupación del gobierno en funciones debería ser la de llevar a cabo el proceso de traspaso de poderes lo más rápidamente posible para que el PP, claro vencedor de estas elecciones, pudiera hacer frente cuanto antes a la dramática situación por la que atraviesa España. Sin embargo, la rueda de prensa que, con carácter de urgencia, ha sido convocada este martes por el ministro de la Presidencia en funciones, Ramón Jáuregui, nada tiene que ver con el 20N; a no ser, claro está, que con esa fecha nos refiramos al 20 de noviembre del año 1975, día en el que falleció el dictador y antiguo Jefe del Estado, D. Francisco Franco Bahamonde. Y es que, aunque pueda parecer surrealista, el motivo de esta convocatoria de urgencia a los medios de comunicación no es otro que el de dar a conocer las conclusiones a las que han llegado una llamada "comisión de expertos" dedicado a ver qué se hace con el Valle de los Caídos, en general, y con los restos mortales del dictador, en particular.
Ni que decir tiene que Franco ya fue enterrado, por orden de su sucesor y actual Rey de España, a los pocos días del 20N –naturalmente del año 75 del pasado siglo– en el Valle de los Caídos, espectacular conjunto monumental, artístico y paisajístico donde habían sido enterrados combatientes de los dos bandos de nuestra guerra civil. Sin embargo, el Gobierno de Zapatero, en su maniquea, antihistórica y cainita obsesión por la llamada "Memoria Histórica" ha desatado una especie de proceso político contra este monumento, en donde no han faltado voces que han pretendido incluso su voladura.
La llamada "comisión de expertos" –cuyo presidente es "experto" en ser miembro de la Fundación Pablo Iglesias– no ha llegado finalmente, sin embargo, a tanto: si bien ha reclamado la exhumación de los restos del antiguo Jefe del Estado, también ha solicitado la restauración de todo el conjunto artístico. Conviene, advertir, no obstante, que si este conjunto monumental se encuentra en mal estado de conservación se debe en buena parte y precisamente al hostigamiento burocrático que, por parte del gobierno socialista, han sufrido los monjes benedictinos dedicados a su conservación, a los que se les ha puesto todo tipo de trabas, tanto a las visitas al monumento como a la recaudación de ayudas.
En cuanto a la peregrina idea de exhumar los restos del dictador, los "expertos" lo reclaman con el máximo consenso parlamentario, con el acuerdo de la Iglesia y con el de la familia Franco. Lo cierto, sin embargo, es que no hay consenso parlamentario, la Iglesia no lo ha pedido, como tampoco lo ha hecho la familia, por mucho que Jáuregui mienta afirmando lo contrario. Por no haber acuerdo ni siquiera lo hay en este punto en el seno de la propia comisión de expertos, como bien ilustran los tres votos discrepantes a estas conclusiones.
Lo que resulta surrealista, por una parte, e indignante por otra, es que, con la que está cayendo en este país, nos dediquemos políticamente a los caídos de nuestra guerra civil, y que, a los pocos días de las elecciones del 20N, estemos planteándonos qué se hace con los restos de quien murió un 20N del año 75 del pasado siglo.
Como bien señalaron no hace mucho, y hablando de este asunto, tanto un destacado dirigente del PSOE –hijo de un convencido falangista–, como un no menos destacado miembro del PP –hijo de un detenido en tiempos de Franco–, lo que los españoles queremos de los políticos es que "se preocupen más de los vivos y que dejen en paz a los muertos".