La expresión "full Monthy", en inglés, significa "llegar hasta el final". Se trata de una "metáfora" para describir, durante la segunda guerra mundial, el apetito voraz del general Montgomery, apodado Monthy, que incluso en las batallas más duras no perdonaba un suculento desayuno a la inglesa. La expresión también fue utilizada, durante el proceso de reestructuración industrial llevado a cabo por Margarte Thatcher, para significar que "llegaría hasta el final", más aún, la señora Thatcher quería hacer tabula rasa de la industria estatal inglesa.
Pero The full Monty es también el título de una película británica de gran éxito en el mundo entero, cuyo argumento conocen la mayoría de nuestros lectores: transcurre en Sheffield, al norte de Inglaterra, en los primeros años noventa, y narra las venturas y desventuras de seis parados de la industria del metal, que había desmontado la propia señora Thatcher. Esos seis personajes deciden ganarse la vida convirtiéndose en estríperes y "llegar hasta el final", o sea, quedarse en pelota picada en el escenario de un local público.
Lejos está el PP de llegar hasta el final en la perspectiva del general Montgomery, y menos todavía querrán emular a la señora Thatcher; tampoco creo que desnudarse completamente en el foro público, si me permiten la comparación, sea la intención del PP durante esta campaña electoral; pero, como sigan cometiendo deslices, errores y, en fin, torpezas similares a las de esta semana, pueden quedarse fácilmente con las vergüenzas al aire. De menor a mayor importancia, según el modesto criterio de este cronista, señalaría, en primer lugar, como un error, al menos de comunicación, decir que los profesores de Madrid trabajan veinte horas a la semana. No es verdad. Trabajan bastantes más horas de lo que han declarado las autoridades de la Consejería de Educación. No me extraña la reacción del profesorado. En segundo lugar, aún no acabo de entender cuáles son las razones por las que el PP, en una situación de catástrofe económica nacional, se opone de modo tan visceral a que haya un impuesto, como el propuesto por el PSOE, para que los más ricos de España contribuyan a sacarnos de la crisis. En tercer lugar, las declaraciones de González Pons, aunque han sido rectificadas posteriormente, acerca de que en la próxima legislatura el PP podría coadyuvar a la creación de tres millones y medios de puestos de trabajo son un poco fuertes. Exageradas.
No serán, sin embargo, este tipo de errores los peores que pueda cometer el PP a lo largo de esta larga y triste campaña electoral. Tengo la sensación de que muchos dirigentes populares, por desgracia, creen que los 14 puntos de distancia entre ellos y el PSOE se deben más a sus méritos que al catastrófico y patético gobierno de Rodríguez Zapatero. Eso sí sería un terrible error. O peor, todo un síndrome o complejo de superioridad que les podría hacer perder la mayoría absoluta. Espero que no se cumpla esta alevosa intuición. Hago votos porque los dirigentes del PP, por el bien de España, no se queden como los protagonista de The full Monty.