Zapatero ha reaparecido en el Bierzo como un nuevo señor de Bembibre. El paisaje y las palabras de Zapatero me han recordado la candorosa e infantil novela de Enrique Gil, El señor de Bembibre, la mejor colección de paisajes que hizo el siglo XIX de Ponferrada y su entorno. Todo en esta novela es incoherente y extraño, raro y confuso, excepto el paisaje que no cambia. Situada la fábula de la novela en la Edad Media, lo decisivo es el retrato romántico de la Naturaleza. La naturaleza es sólo naturaleza. Siempre está igual a lo largo de los siglos. Las variantes son mínimas. Siempre estarán ahí las arboledas y las umbrías, la calma de las lagunas y el verdor de la orilla del Sil.
En un paisaje de otoño y, como diría Azorín, en la melancólica tierra del Bierzo, Zapatero quiso sentar sus reales enseñanzas. Sus conquistas políticas, es decir, su entrega al destrozo de la nación. Habló con parsimonia a la vez que retaba al jefe de la oposición. Quería escenificar con toda pompa y orgullo que está "sobrado de fuerzas". Apareció relajado. Tranquilo. Acorde con el domingo suave y otoñal del Bierzo. Le importa una higa lo que pase en España. Él ya tiene asegurado año y medio de poder.
Mientras tanto, seguirá ayudando a la independencia del País Vasco, naturalmente costeada por el resto de los españoles como ya hecho con Cataluña. Mantendrá el cambalache con los asesinos de ETA y proseguirá su tarea con descaro y alevosía para que los batasunos sigan en los ayuntamientos. Protege y garantiza el curso inexorable y terrible de las leyes ideológicas, como la de la "memoria histórica", que él ha potenciado mirando al futuro de su partido; se trata de seguir acumulando odio, resentimiento e ira suficiente, en fin, un "capital político" revolucionario que le permita legitimar, en el futuro, una perpetúa venganza contra quienes alguna vez osaron ganarle una batalla a la izquierda.
Y, además, en el Bierzo, Zapatero ha dicho una cosa plausible; a saber, "el problema de Rajoy es que no hace nada, y que nadie sabe lo que quiere hacer". Terrible. Zapatero es preciso. Contundente. Zapatero se prepara para ganarle las elecciones a Rajoy. Pudiera ser verdad que los líderes del PP se hundieran un poco en sus silencios, pero, en verdad, dudo de que Zapatero se crea algo de lo que ha dicho en Ponferrada. El otoño, su otoño, ha comenzado. Tendrá que atravesar un duro invierno y, quizá, al final no habrá para él primavera, porque la "Naturaleza entera", cuando habla Zapatero en el Bierzo, parece despedirse del tiempo alegre, como en la novela del Señor de Bembribe, y prepararse para los largos y oscuros lutos del invierno.
¡Quién sabe!