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ETA y la extrema izquierda

Treinta años después, la alianza entre ETA y la extrema izquierda se repite con un escenario parecido: España, desde 2004, está sumida en un proceso de cambio de régimen que traerá consigo reformas tanto en lo institucional como en lo nacional.

Existe toda una historia de colaboración entre la extrema izquierda española y la banda terrorista ETA. La relación más estrecha se produce en los años setenta, cuando una ETA aún no capacitada por sí misma para tener una estructura fiable en Madrid, recurre a miembros de la extrema izquierda para labores de información e infraestructura. En esa época, ETA y la izquierda comunista más radical colaboran estrechamente. Al respecto, destacan dos acontecimientos. En primer lugar, la "Operación Ogro", el asesinato de Carrero Blanco, de su escolta y de su chófer (diciembre 1973), episodio aún oscuro en cuyas labores de información participó la izquierda antifranquista y antidemocrática. En segundo lugar, el crimen de la calle Correo de 1974, donde murieron 12 personas y casi un centenar resultaron heridas en la cafetería Rolando, en un atentado celebrado al alimón entre esta izquierda y ETA. Entre los implicados en ambos sucesos, destacan Genoveva Forest y su marido, Alfonso Sastre, hoy número uno de la candidatura de Iniciativa Internacionalista.

En democracia están bien documentadas las relaciones de ETA con la izquierda independentista catalana o gallega. En el resto del país, la colaboración extremista con ETA se ha producido en los últimos años, sobre todo en el nivel de la propaganda ideológica: conferencias de miembros de Herri Batasuna, actuaciones de grupos musicales proetarras en conciertos, organización de eventos de "solidaridad" con el pueblo vasco. Ahora se ha dado un nuevo paso en esta relación, que es más bien un paso atrás.

El significado de Iniciativa Internacionalista es doble. Para ETA constituye cierto éxito saltar más allá de los límites vascos para embarcar en su proyecto europeo a parte de la extrema izquierda española. No están todos los que son, pero son todos los que están; prácticamente todas las familias de la izquierda antisistema están representadas en la lista de Iniciativa Internacionalista. Se diluyen así las relaciones –a veces institucionales, otras familiares– directas de otras listas blancas de ETA, formadas por ex concejales, condenados anteriormente o familiares de presos detenidos. La banda alcanza así legitimación política en sectores antidemocráticos izquierdistas de toda España.

En este caso, la ayuda de la izquierda radical española ha enmascarado mejor la relación con ETA, que no obstante se ha guardado bien de no engañar a nadie sobre el carácter de la lista con el número uno. La presencia allí de Alfonso Sastre –entre otros– muestra hasta qué punto no se quiere esconder la filiación con la banda. Escritor vulgar, mimado por la izquierda sin excesivo motivo artístico, y detenido anteriormente por colaborar con ETA, es un histórico de la izquierda abertzale, bien conocido por todos. Para ETA, lograr una candidatura así resulta un éxito apreciable, al romper –poco, pero romper– el aislamiento político a que fue sometida desde el año 2000.

Cabe preguntarse, además, el motivo por el que la izquierda antidemocrática, residual pero con cierta presencia aún, se ha lanzado a los brazos de la banda terrorista ETA, reeditando los tiempos de la Transición. Entonces, el rechazo común a un régimen, la Constitución de 1978, motivó la colaboración operativa entre la extrema izquierda nacional y ETA. Los primeros rechazaban la posibilidad de un régimen democrático que no fuese revolucionario y de lucha de clases. Los segundos, se oponían a cualquier autonomismo vasco. Ambos creían en una "democracia popular" que fuese además la república de los pueblos, con la excepcionalidad vasca gestionada por ETA.

Hoy, treinta años después, la alianza se repite con un escenario parecido: España, desde 2004, está sumida en un proceso de cambio de régimen que traerá consigo reformas tanto en lo institucional como en lo nacional. Ante la perspectiva de cambio de régimen, ETA ya se posicionó entre 2004 y el proceso de negociación con Zapatero de 2006, y ahora logra cierto oxígeno al acudir en su auxilio político la misma izquierda que colaboró operativamente con ella en los setenta. Veremos en qué acaba esta colaboración, bastante inofensiva si no fuese porque se da en un momento especialmente delicado para las instituciones nacionales.

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