Anoche, en los debates sobre actualidad de la televisión pública France 3 ridículamente titulados Esta noche (o nunca), el tema fue el regreso de Francia al estado mayor militar del a OTAN y el invitado de honor, por así decirlo, fue François Bayrou. Entre los asistentes a este debate me llamó la atención Régis Debray, quien sin bigote y con los años a cuestas se parece a una anciana señora, viuda de general. Y, por cierto, sentó cátedra de gaullista ortodoxo y discípulo predilecto. Después de haber adorado a Lenin, Stalin, Fidel Castro, Guevara o Mitterand se puso ahora a adorar al difunto general. Está visto que no puede vivir sin adorar a alguien. Entre otras memeces sostuvo que para Sarkozy Occidente equivalía a Estados unidos, mientras que para François Bayrou equivale a Europa. ¿Y si Occidente lo fueran ambos, junto a Canadá y otros países?
En su postura actual de antisarkosismo sistemático, Bayrou se declaró contrario al regreso de Francia a dicho estado mayor de la OTAN, pronunció las habituales alabanzas al general de Gaulle por su "patriotismo" (sin recordar siquiera que siempre fue anti Unión Europea). También se entusiasmó con Jacques Chirac debido a la histeria antiyanqui durante los inicios de la guerra de Irak y, claro, consideró una vez más que el poder personal del presidente Sarkozy ponía en peligro las libertades democráticas en Francia. Después de sus elogios al general de Gaulle, cuyo poder personal era infinitamente superior al de Sarkozy, sus críticas resultaban ya grotescas. Cada vez que veo a François Bayrou en la tele –y lo cierto es que se le ve cada dos por tres– recuerdo lo que me dijo de él Esperanza Aguirre la única vez que la vi cuando unos amigos me llevaron a almorzar al Senado que entonces presidía. Me comentó que consideraba que François Bayrou era un tipo antipático, engreído y autoritario que no tenía la menor idea sobre los problemas de la educación nacional. Entonces ambos eran ministros de Educación y se reunieron varias veces en el marco de la UE.
Hoy comienza el debate parlamentario sobre el regreso de Francia al estado mayor de la OTAN, que abandonó de Gaulle en 1966 para afirmar la independencia de Francia y, de paso, complacer a la URSS. Las previsiones son que se votará sin demasiadas dificultades, pese a la oposición de los socialistas y de algunos gaullistas ortodoxos.
Después de Guadalupe y Martinica –donde parece que las negociaciones han obtenido un cierto resultado y la situación se va normalizando– le toca ahora el turno a la Reunión, con su oleada de huelgas, manifestaciones y disturbios para protestar contra los bajos salarios y la carestía de la vida. Las colonias se hacen respondonas pero no quieren dejar de serlo. Argelia fue otra cosa.