El equipo dirigido por el profesor Israel Gannot utiliza un método basado en una mezcla de nanopartículas aprobadas por la FDA (Agencia estadounidense de alimentos y medicamentos) y anticuerpos para localizar los tumores y dirigirse directamente hacia ellos, reduciendo al mínimo el daño causado a los tejidos adyacentes.
Esta combinación penetra en el cuerpo a través de una simple inyección. Cuando las nanopartículas envuelven el tumor, son estimuladas desde el exterior a través de un campo magnético. Esta es la forma en que se calientan y destruyen las células cancerígenas sin dañar los tejidos circundantes.
Una vez completado el tratamiento, las nanopartículas se expulsan del cuerpo de forma natural sin dejar rastro, minimizando los efectos secundarios. Hasta ahora el tratamiento ha mostrado su eficacia en canceres epiteliales que se pueden desarrollar en cualquier parte del cuerpo como el pecho o el pulmón.
Aparte de lo poco invasivo del tratamiento, es además cómodo ya que, según el profesor Gannot, el tratamiento completo puede durar sólo 6 horas y la recuperación no requiere hospitalización. Esta investigación va a ser publicada próximamente en la prestigiosa revista médica Nanomedicine.