El Papa Benedicto XVI visita España durante el mes de noviembre. El día 6 estará en Santiago de Compostela donde ganará el Jubileo como cualquier otro peregrino y el día 7 consagrará en Barcelona el templo de la Sagrada Familia. En ambas ciudades preparan la llegada del Pontífice, si bien en la ciudad condal se ha generado una gran polémica.
De hecho, al igual que ocurrió en Reino Unido, distintos grupos están llamando al boicot al Papa, aunque en el caso de Barcelona todos ellos se declaran católicos. Es lo que ocurre con Església Plural, grupo progesista catalán formado sobre todo por laicos y que tiene cierta influencia en gobierno del cardenal Sistach.
El cardenal Martínez Sistach se ha rodeado en los más de seis años que lleva al frente de la Archidiócesis de Barcelona de los sectores más progresistas y de grupos como el que llama a un boicot el mismo día que el Papa está en Barcelona. Al igual que en la iglesia vasca, en Cataluña el progresismo y el nacionalismo eclesial han ido de la mano, lo que ha convertido a la iglesia catalana en un erial en práctica religiosa y en vocaciones.
El Periódico de Catalunya, diario que ha realizado una brutal campaña contra el Papa, titula que "católicos de base recibirán al Papa con un rezo para que pierda poder". De hecho, el objetivo del organizador, Església Plural, es realizar un acto en un templo mientras Benedicto se da un baño de multitudes en Barcelona y para ello busca apoyo en otros grupos similares, de corte nacionalista y progresista para poner en cuestión justo en esos días el modelo de gobierno de la Iglesia.
Esta organización pretende que se unan a su iniciativa un total de diez grupos y como argumento contra el Papa afirma que "ha superado de largo la edad de jubilación del resto de los obispos, que ostenta un poder absoluto y absolutista, se manifiesta contrario al reconocimiento de los derechos de las mujeres en plena igualdad con los de los hombres y persigue implacablemente la disidencia y las expresiones de pluralidad interna". Así, creen que el papado "no es un hecho inamovible e incuestionable".
Mientras tanto, el cardenal Sistach sigue callado. El viaje de Benedicto XVI a Barcelona es uno de los sucesos más importantes de su gobierno pastoral y esta iniciativa que intenta manchar la visita ha sido lo suficientemente promocionada por los medios de comunicación catalanes, especialmente los más progresistas y anticatólicos. Es decir, está al tanto de lo que ocurre.
Pero de momento no ha condenado este intento de boicot ni se ha proncunciado por el hecho de que estos grupos se reúnan en una parroquia barcelonesa. Cierto es que entre sus colaboradores hay varios de estos sacerdotes progresistas y nacionalistas.
Una pequeña luz en la iglesia catalana
Mientras Sistach sigue siendo preso de sus amistades, hay diócesis catalanas que comienzan a ver la luz al final del túnel. Es el caso de Terrasa, cuyo obispo es José Ángel Sáiz Meneses, y cuya diócesis se creó en 2004 después de que el Vaticano la separara de Barcelona. El mayor ejemplo de esta vitalidad es su seminario. Fue abierto en 2006 y ya en este curso supera en número al de Barcelona.
El caso de Saiz Meneses es similar al de Munilla e Iceta puesto que no se formó en Cataluña sino que decidió hacerlo en el Seminario de Toledo. Los sectores progresistas le atacan por esto pero lo cierto es que el catolicismo en esta diócesis está recuperándose.
Pero hay una fecha clave: 2012. Este es el momento en el que el cardenal Sistach debe presentar su renuncia al Papa por motivos de edad. El Nuncio Renzo Fratini ya habla de sucesión y en las quinielas el mejor colocado en Sáiz Meneses, lo que ha provocado que los sectores más radicales en el ámbito eclesial se estén ya movilizando en su contra y busquen un candidato que se plieque a sus exigencias.