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LA PRENSA DE UN VISTAZO

Semejanzas entre Esperanza Aguirre y Belén Esteban y la crisis de Elvira Lindo

Los diarios certifican el "fracaso" de la huelguita de funcionarios de ayer y Jiménez Losantos el "terrorífico" fin de "los dinosaurios sindicales". Una crónica de Público descubre las semejanzas entre Aguirre y Belén Esteban y Elvira Lindo entra en crisis. Ya no sabe qué opinar.

Pensarán que tras la huelga de funcionarios de ayer la prensa se divide entre los que dicen que ha fracasado y los que hablan de éxito. Pues no. Todos, de derecha a izquierda, hablan de fracaso. Así titulan los principales periódicos: El Mundo: "El fracaso sindical facilita la reforma de Zapatero". El País. "Los funcionarios ignoran el primer pulso de los sindicatos al Gobierno". La Razón: "Zapatero pacta con Méndez aplazar la huelga general" (El fracaso de los sindicatos lo señalan en el subtítulo). ABC: "El paro de funcionarios fracasa como ensayo de la huelga general". La Gaceta: "Los funcionarios dan la espalda a la farsa sindical". Público: "Huelga de mínimos".

La Razón revela otro capítulo de la traición de los sindicatos a los trabajadores. Méndez y Zapatero pactaron la fecha de la reforma laboral para que afecte lo menos al Gobierno. Vamos, que UGT pregona una huelga general para quedar bien pero en el fondo le importa un pimiento.

Este periódico suelta una bofetada editorial a los sindicatos. Califica la huelga de "contundente censura a UGT y CCOO" pero que no puede ser "interpretada como una suerte de comprensivo aval para el Gobierno". Cree que "Toxo y Méndez han salido muy tocados de este test" porque "su complacencia hacia el gobierno ha minado la confianza de los trabajadores". "Su prestigio, credibilidad y razón están más cuestionados que nunca por los propios trabajadores" porque se han convertido en una "casta privilegiada y subvencionada".

El Mundo suelta otra: "Los sindicatos tendrán que tentarse la ropa antes de hacer uso de la huelga general". Cree y constata lo que todos sospechábamos. Que "la importancia que Zapatero les ha dado como inspiradores de su política social no se corresponde con su capacidad de influencia sobre los trabajadores". "Zapatero tiene las manos libres para llevar a cabo una reforma del mercado laboral profunda y no cosmética".

En su columna, Federico Jiménez Losantos dice que "calificar" la huelga "de rotundo fracaso es quedarse corto. Catastrófico, terrorífico, aplastante o apocalíptico le encuadrarían más". Además, cree que ha fracasado el "ensayo general de la tragedia de la Huelga General Política esgrimido por los sindicatos de clase (de la clase de los que no dan golpe)". "Tras el desastre de ayer, la Huelga General supondría el fin de los dinosaurios sindicales", se congratula.

El País no se muestra tan contento del desastre sindical, pero tampoco crean que aúllan de dolor. En su editorial, les aconseja que se dejen de huelgas generales y busquen "otra forma de expresión de la protesta" y cree que el desastre se debe a la "evidencia de la falta de entusiasmo de los convocantes" que, oye, es verdad que desanima. Y dice que ahora hay un "sindicalismo moderno" en el que las huelgas "se plantean contra el Gobierno, del que depende en buena medida su financiación" (¿este oportuno recordatorio es un puyazo o una advertencia?).

Dice El País que los funcionarios, que no hicieron huelga para que no les quitaran el día del sueldo, sí que fueron a la manifestación. Este tipo de actos siempre desbordan el ingenio de los participantes. Algunas de las frases más divertidas que se corearon fueron: "Si me reduces un cinco, por el culo te la hinco" y "Si me congelan las pensiones, les cortamos los cojones".

Público lleva una foto hecha a medida en portada. Unos bomberos que entraron en la Bolsa con carteles en los que decía: "El ciudadano paga vuestra avaricia" y "Los mercados causan la crisis". Dice el periódico amigo de Zapatero que la huelga tuvo "escasa repercusión" y cuenta la encrucijada en la que se ven los sindicatos, que no se sienten "confortables mostrándole" al Gobierno su rechazo y "poniendo a la ciudadanía en su contra porque saben que hacerlo es ponerse de alguna manera al lado del PP".

Y la crónica de B. Carreño "Los mil piqueteros de la milla de oro ministerial" refleja la depresión de la izquierda. Resulta que unos sindicalistas incorregibles o poco enterados de lo que hay de DSI-CSIF y UO tuvieron la ocurrencia de gritar "Zapatero dimisión" en una concentración. "Los ugetistas y comisionistas se apartaron rápidamente" mientras explicaban a estos exaltados que "esta manifestación no es contra el Gobierno. Es contra su política económica, para que la cambie", explicaron los de CCOO pedagógicamente. Y es que algunos no se enteran, caramba. Zapatero, bueno, mercados malos, PSOE, bueno, PP malo…

Continúa diciendo la crónica que los "pocos funcionarios de la Comunidad de Madrid que participan en la marcha lamentaban la pasividad de sus compañeros". "Es que Aguirre es la Belén Esteban de la política. A la gente le gusta y cada vez le gusta más, lamentaban José, Tere y María". Pero ¿es que la manifestación era contra Esperanza Aguirre? Ufff qué lío.

Marco Schwartz culpa del fracaso de la huelga a la  "fuerza avasalladora con la que el neoliberalismo económico ha logrado minar la cohesión de los trabajadores" y a la "implacable campaña de desprestigio que dirige hacia los sindicatos". ABC dice lo contrario. "El descreimiento generalizado sobre la autoridad moral de los principales sindicatos para liderar una protesta laboral contra el Gobierno" es la causa del desastre.

La Gaceta va más en la línea de ABC: "Ni ensayo de huelga general ni aperitivo de grandes movilizaciones". "Unos sindicatos previamente untados se han conducido como verdaderos parásitos traicionando a los trabajadores" por lo que "el desprestigio en el que han caído las centrales y sus líderes roza lo absoluto".

Pero la que me preocupa seriamente es Elvira Lindo. Dice en El País que no sabe. "Con todo lo que tú no sabes se podría escribir un libro", empieza su columna. Pero se aplica la frase y "con bastante frecuencia". "El presente se está volviendo tan complejo y el futuro tan incierto que cada vez me provoca más vértigo ofrecer una opinión que puede cambiar de un día para otro. Me he visto pensando una cosa y su contraria en el margen de una semana". Y se pregunta: "¿y si mi opinión siguiera la cómoda plantilla de lo que se supone que una persona como yo tiene que pensar". Y admira la "vehemencia con la que algunos de mis colegas defienden sus posturas. Imagino que un buen caparazón ideológico ayuda a tener convicciones infranqueables". Mujer, consuélate con Zapatero. Él también cambia de opinión todos los días. Ya lo dijo Felipe González: "Rectificar es de sabios, hacerlo todos los días es de necios".

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