La entrada en varada, para su mantenimiento y reparación, de la patrullera Canal Bocayna, la única que permanecía en activo en la zona oriental de las Islas Canarias ha provocado que las islas de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote se queden sin vigilancia costera, según denunció la Unión de Guardias Civiles.
El Servicio Marítimo de la Guardia Civil tiene en la zona dos destacamentos. El primero, con sede en Gran Canaria; el segundo, situado en la isla de Fuerteventura, y que cubre también el territorio de Lazarote. El primer destacamento venía contando con la patrullera Almirante Díaz Pimienta, que tuvo que entrar en varada hace un mes. Ahora, también está parada para su reparación y mantenimiento la patrullera Canal Bocayna, que estaba en el destacamento de Fuerteventura-Lanzarote.
Esta última patrullera venía funcionando además, desde hace meses, con una embarcación auxiliar casi inoperativao, pues tenía la dirección estropeada, no tenía luces de navegación, ni plotter, y sufría de forma habitual pérdidas de aire.
Las reparaciones y mantenimientos se complican, asimismo, porque al contrario de lo que sucede en otras unidades del servicio marítimo del Instituto Armado, el mecánico especialista encargado del mantenimiento es reclamado continuamente para realizar comisiones de servicios fuera de la unidad.
Cabe destacar que, precisamente, en la isla de Gran Canaria está ubicada la sede española del Frontex, la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores, lo que resultaría paradógico, al convertirse la sede del Frontex en un coladero de las fronteras exteriores.
Por ello, la Unión de Guardias Civiles advirtió que "estas continuas deficiencias y falta de medios de vigilancia en las costas canarias "podrían ser aprovechadas por mafias organizadas de la inmigración ilegal para "poner de nuevo sus ojos en las costas" de estas tres islas.