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Warhammer 40K Dawn of War II: Chaos Rising, estrategia en estado puro

Al igual que los buenos vinos, los juegos de estrategia necesitan siempre de cierto tiempo de maduración, de cierto tiempo para saber si son capaces de lograr cruzar esa gruesa línea que separa a lo sobresaliente de lo extraordinario.

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Al igual que los buenos vinos, los juegos de estrategia necesitan siempre de cierto tiempo de maduración, de cierto tiempo para saber si son capaces de lograr cruzar esa gruesa línea que separa a lo sobresaliente de lo extraordinario.

Doce meses después de su salida, ya podemos afirmar con rotundidad que Warhammer 40,000: Dawn of War II ha logrado superar esa línea, ha logrado convertirse, por méritos propios, en un nuevo referente dentro del género, siendo buena muestra de ello el premio a mejor juego de PC de 2009 que le otorgamos en HardGame2. Es por eso que hoy analizamos con especial alegría su primera expansión, Chaos Rising, que viene con la intención de traernos más y mejor. Comprobemos pues si consigue su objetivo.

Las razones del éxito

Decir que Warhammer 40,000: Dawn of War II es uno de los mejores juegos de estrategia de los últimos años no es una simple afirmación de cara a la galería. La apuesta de Relic Entertainment fue sumamente arriesgada, pero acabó funcionando a la perfección. En vez de apostar por una línea continuista y conformista respecto al primer Dawn of War, decidieron darle una nueva vuelta de tuerca a la saga. Sin pensárselo dos veces, eliminaron cualquier tipo de gestión de recursos o de construcción de nuestra propia base.

La decisión no debió ser fácil e incluso muchos usuarios la criticaron. Sin embargo, se nota que en Relic hay personal con talento, y es que estos recortes se suplieron a la perfección con una estrategia orientada hacia el combate digna de los mayores elogios, donde el usuario tenía que prestar atención a su forma de atacar, a aprovechar los escenarios para cubrirse, a utilizar sus habilidades y las posibilidades de cada unidad..., lo que unido a unos mapas pensados al milímetro, conformaron un conjunto sobresaliente que ha demostrado ser profundo, lleno de posibilidades, intenso y tremendamente divertido.

El título de Relic se podía dividir a su vez en dos partes perfectamente diferenciadas. Por un lado una campaña intensa, con un ritmo que no decaía y bien desarrollada, que escapaba del tópico de ser un simple entrenamiento para el modo multijugador. Y por otro lado el propio modo multijugador, uno de esos modos que crean escuela, de esos que hacen que nos piquemos contra nuestros amigos durante demasiadas horas.

¿Por qué os cuento todo este rollo? Pues básicamente, porque esta misma base es la que se mantiene en esta primera expansión, Chaos Rising, la cual incluye una nueva campaña y con el respectivo modo multijugador, introduciendo las obligadas mejoras en cada uno de estos apartados, incluyendo alguna que otra de relativa importancia. Desgranamos todo esto, por partes, a continuación.

La campaña

A pesar de que la gran novedad de esta expansión es la nueva facción incluida, los Marines Espaciales del Caos, la campaña que nos presenta Chaos Rising nos pone nuevamente al mando de los Cuervos Sangrientos, un capítulo de los Marines Espaciales al servicio del Emperador. La trama que nos propone se sitúa justo un año después de la que nos propuso el Dawn of War II original, justo tras terminar con la amenaza tiránida. Cuando la tranquilidad parecía reinar en el sector, aparece de repente el planeta Aurelia tras cesar las tormentas de disformidad de la periferia del citado sector y, con él, una nueva amenaza que, efectivamente, serán los ya nombrados Marines Espaciales del Caos.

A partir de ahí se irán desencadenando una serie de misiones que irán desarrollando una trama llena de tensiones políticas, traiciones, algún que otro giro inesperado..., y en conclusión una trama interesante, no sorprendente, pero sí bien realizada y que nos invita a seguir jugando, que es de lo que se trata a fin de cuentas. La trama se va narrando a través de conversaciones entre los distintos protagonistas, aunque eso sí, hay que destacar que en esta expansión el número de cinemáticas se ha reducido bastante, algo que se echa de menos debido a la extraordinaria calidad que suelen tener las creadas por los chicos de Relic (mal detalle el que se siga manteniendo la misma intro).

Más allá de esta comentario respecto a las cinemáticas, que no deja de ser anecdótico, el único inconveniente real que le vemos a la campaña es su duración, inferior a la de su predecesor. En mi caso tardé unas 9-10 horas, aunque como siempre dependerá del nivel de dificultad elegido y de lo rápido que seáis superando las distintas misiones. Esto que en un principio puede parecer negativo, tampoco lo es tanto, por una sencilla razón: Relic ha decidido cargarse todas las misiones de relleno que tenía el original que, todo sea dicho, acababan por hacerse bastante repetitivas.

Y es aquí donde encontramos la principal mejora de la campaña en esta expansión: menos misiones repetitivas y más variedad en las mismas. Si os digo la verdad, habiéndome pasado el juego y haciendo memoria, se me hace difícil recordar dos misiones que sean iguales..., todas tienen un momento, una situación, una sorpresa, un combate, una submisión..., algo que las diferencia en el resto.

Si en su predecesor, la mayoría se reducían a arrasa con todo y, de vez en cuando, matar a un enemigo final, aquí es todo más dinámico y, por lo tanto, se logra también imprimir un mayor ritmo y mayores dosis de diversión, aunque con una experiencia más corta como ya hemos dicho. Otro detalle que también les da un ritmo mayor a las misiones es la presencia de scripts, como escenarios que se derrumban en un determinado momento o alguna que otra situación que nos hará sentir en medio de una feroz guerra.

Volviendo al tema de la variedad e intensidad a las misiones, se ha introducido otro importante elemento, la corrupción. La idea de este sistema es que todos los personajes (salvo el incorruptible Davian Thule) tendrán una barra de corrupción que se irá llenando si nos equipamos con objetos y armaduras mancillados por los poderes oscuros, o bien si en las misiones nos dedicamos a hacer acciones contrarias a la causa por la que luchamos.

El sistema recuerda bastante al poder oscuro de la fuerza de Star Wars, es decir, según nos vayamos corrompiendo, podremos acceder a nuevas habilidades, algunas realmente poderosas, aunque también nos arriesgamos a perder otras.

Si nos corrompemos demasiado podremos tener problemas con otros miembros de nuestro equipo e, incluso, si llegamos a niveles muy altos, estos pueden llegar a desobedecer nuestras órdenes y atacar a sus aliados. Es cierto que no es el sistema más innovador y que si nos pasamos de corruptos siempre podremos equiparnos con algún objeto o hacer algún tipo de misión secundaria para rebajar el nivel, pero sí que considero acertada la inclusión de este sistema por una sencilla razón: se nos obliga a fijarnos durante las misiones de algo más que aniquilar a todo lo que se mueva, pues a veces nos interesará que tal enemigo/aliado muera o sobreviva.

Además, y ya os aviso, el juego tiene más de un final en el que el nivel de corrupción será importante, pero no comento nada más para no estropearos absolutamente ninguna sorpresa, porque si el final de Dawn of War II era ya..., en Chaos Rising..., en fin, me callo.

En cuanto al sistema de juego, Chaos Rising repite, obviamente, todo lo presentado por su predecesor. Es decir, olvidaros de la gestión de bases como pudiese ser en un StarCraft o un Command & Conquer de los de toda la vida, para dar total protagonismo a los combates. Esta "simplificación" se traduce en una acción más directa, un ritmo menos pausado, más intensidad y menos unidades en pantalla, lo que provoca al mismo tiempo que la duración de las partidas sea considerablemente menor. La gracia es que no todo se resuelve lanzando nuestras tropas en ataques directos contra nuestros enemigos, si no que el uso de poderes y de habilidades, las coberturas, el aprovechamiento de las diferentes alturas de los escenarios, las estructuras, lo complementarias que son unas unidades con otras... se nos invita en todo momento a pensar y a realizar una táctica que nos permita eliminar al mayor número de adversarios con el menor número de bajas posibles.

Es cierto que ofrece un giro bastante diferente a lo que estamos acostumbrados en el género y que a muchos jugadores podría incluso no convencerles, pero está todo tan bien hecho y tan equilibrado, que deberías darle una oportunidad, porque te encantará. Eso sí, si te quieres introducir en la forma de juego de Dawn of War II, empieza con el título original, no con la expansión, pues aquí desde el principio se dan muchas cosas por sabidas. Por ponerte un ejemplo claro, todas las habilidades con las que empiezan tus unidades son las que, en principio, tendrías al final del anterior campaña, sin darte explicaciones previas de cómo usarlas. Es más, incluso se puede transferir una partida guardada conservando todos los objetos, nivel y habilidades que conseguimos en el original.

Antes de que se me olvide, señalar el resto de mejoras que se introducen en la expansión, como el poder subir hasta nivel 30 (el nivel 20 era el máximo antes), y la introducción de un nuevo tipo de unidad, el bibliotecario, centrado en el uso de poderes mágicos. Otro detalle que se mantiene también en la campaña son los toques de rol, con los puntos de experiencia que iremos ganando misión tras misión, lo que nos permitirán subir los correspondientes niveles y una serie de habilidades que nos permitirán equipar objetos más poderosos o desbloquear nuevas acciones. Una buena forma de dar todavía más variedad al desarrollo, al ir aumentando las posibilidades de acción según vamos avanzando.

En cuanto a la inteligencia artificial (IA), podemos decir que es satisfactoria, aunque dependerá del nivel de dificultad que escojáis. Los dos primeros niveles tienen una dificultad bastante normal y la IA te permite muchas licencias para que tengas un avance cómodo, mientras que los dos niveles de dificultad más elevados ofrecen retos realmente desafiantes, y me atrevería a decir que incluso más complicados que en su predecesor, teniendo que desplegar nuestras mejores estrategias para no caer a las primeras de cambio.



El multijugador

Repasado el modo campaña, nos centramos en el verdadero corazón y el alma de Dawn of War II: Chaos Rising, su modo multijugador.

El principal añadido al modo multijugador es, sin discusión, la presencia de los Marines Espaciales del Caos. A simple vista parecen una versión alternativa de los Marines Espaciales pero en negro, aunque rascando un poco su superficie ya veremos grandes diferencias en unidades, habilidades y poderes. Tras haberlos probado en diferentes partidas, los Marines Espaciales del Caos se presentan como una facción poderosa, bastante versátiles y, en cierta medida, con un manejo que recuerda al de los Marines Espaciales. Más allá de sus unidades y habilidades exclusivas, esta nueva facción también tendrá sus correspondientes tres héroes: El Señor del Caos (ataque), el Paladín de la Plaga (defensa) y Nurgle (magia).

Tras bastantes partidas encima, sí que se nota que los Marines Espaciales del Caos están algo descompensados respecto al resto de facciones, pues sus unidades tienden a morir con bastante facilidad, impresiones que me han confirmado otros conocidos. De todas formas, no dejan de ser los desajustes típicos que se irán depurando según el juego vaya recibiendo los obligados parches de rigor.

Más allá de esta nueva facción, el resto también incluye novedades en forma de nuevas unidades. En los Marines Espaciales ya os hablamos del bibliotecario, a lo que hay que añadir por parte de los Orkos a los Estrambótikos (ideales para ataques a distancia), los Tiránidos incorporan a la Progenie de Genestealer y al Guardián Tiránido, mientras que los Eldar incluyen al Guardia Espectral, una unidad de infantería pesada que le hacía falta como agua de mayo. ¿

Son útiles o no estas nuevas unidades? Para esto habría que sacar una conclusión tras semanas de juego, pero por lo que he podido probar no desentonan, y en el caso de los Eldar su añadido sí que ha sido acertado (aunque personalmente sigo siendo un inútil controlando a los Eldar).

Y ya para terminar con las novedades, sumadle siete nuevos mapas ambientados en el planeta congelado de Aurelia, la posibilidad de jugar un todos contra todos de hasta 6 jugadores y un todos contra todos por equipos (2 vs. 2 vs. 2), que se unen a los modos ya existentes de 1 vs. 1, 2 vs. 2 y 3 vs. 3.

Por lo demás, el sistema de juego del multijugador sigue invariable, y alegrados que estamos de ello, pues funciona de maravilla. Las condiciones de victoria seguirán siendo dos, a elegir antes de empezar la partida: arrasar al enemigo o conseguir que los puntos de victoria del enemigo lleguen a cero. Dentro de esta ecuación entran en liza tres tipos de nodos que tendremos que conquistar: los nodos de victoria (que nos darán los citados puntos de victoria para poder ganar al enemigo), los nodos de Requisa (nos permitirán adquirir nuevas unidades más poderosas) y los nodos de Energía (a mayor energía, más rápidamente podremos conseguir nuevas tropas).

Esto que en un principio parece un lío..., y que efectivamente lo será durante nuestras primeras horas de juego, acaba conformando un sistema muy inteligente y hasta lógico, donde no sólo será importante conquistar los nodos de victoria, sino también el resto. La idea es que no sea fácil hacerse con absolutamente todos los nodos, si no que tengamos que coger los que sean vitales para nosotros, dando siempre al adversario en inferioridad la posibilidad de, mediante una jugada maestra, dar la vuelta a la tortilla (cuando lo consigáis, os aseguro que son momentos impagables..., y si fallas, pues intentarás mejorar y no cometer los mismos errores en futuras partidas).

A este cóctel sumadle unas partidas tremendamente rápidas, frenéticas y donde al principio casi no nos dará tiempo ni a pensar. Además, hay que añadir otros detalles interesantes y bien pensados como, por ejemplo, la experiencia que irán ganando nuestras tropas según vayamos eliminando enemigos (lo que invita a no lanzarlas en plan kamikaze) y el resultado es uno de los modos multijugador que, personalmente, es de los que más me ha enganchado en años.

Y si todo lo dicho en el anterior apartado dedicado al multijugador te parece poco, aún hay más. Por un lado se nos da la oportunidad de jugar la campaña en cooperativo, controlando cada uno de los jugadores a unas determinadas unidades. Si tenéis Internet o un amigo con el juego, metedle caña a este modo cooperativo, porque algunas misiones ganan bastante, sobre todo por la posibilidad de hacer ataques combinados más depurados al poder centrarte en menos unidades en el campo de batalla.

Y por otro lado está el modo "Batalla Final", el cual ya se incluía a través de un parche gratuito en el Dawn of War II original, pero que aquí aparece con novedades. La idea de este modo se ha sacado de juegos de acción como Gears of War 2 (modo Horda), Call of Duty: World at War (Modo Zombies), Left 4 Dead (Survival) o Halo 3 ODST (Firefight) y consiste, principalmente, en colaborar con otros jugadores para resistir la embestida de infinidad de enemigos cuyo único objetivo es acabar con nosotros. La gracia de este modo es que no está en un juego de acción, sino en uno de estrategia, con las diferencias obvias que ello supone.

Las mejoras en esta expansión las encontramos en la presencia de un héroe Tiránido y de un héroe de los Marines Espaciales del Caos, que se unen así a los ya presentes héroes Eldar, Orko y Marine Espacial. La creciente dificultad, las mayores oleadas, la necesidad de cooperar..., lo cierto es que es un modo al que le podréis dedicar bastantes horas y que se hace también muy divertido.

Un detalle del que tampoco me puedo olvidar es que el juego permite jugar al multijugador con usuarios que no tengan todavía la expansión, así que si tus colegas no se deciden a hacerse con ella, puedes adquirirla sin problemas, porque podrás continuar jugando con ellos.

Y ya para terminar, algo que hace dos o tres años no habría ni que decirlo, pero ahora parece que empieza a ser una especie de privilegio en un sector que en determinados momentos en vez de evolucionar, involuciona. A lo que me refiero es que Chaos Rising, al igual que su predecesor, sí que incluye la posibilidad de jugar partidas en LAN, algo que agradeceremos enormemente si tenemos a alguien en casa con quien jugar o si nos queremos montar una pequeña party con unos amigos (cada uno con su respectiva copia del juego). Así que en este sentido, hay que seguir dándole las gracias a Relic y a THQ por no dejarse llevar por las modas de muchos otros juegos actuales.

Gráficos

El apartado técnico de Dawn of War II: Chaos Rising más que por sus números, destaca sobre todo por su diseño, tanto de escenarios como por el cuidado que se ha puesto en cada uno de los miembros de las distintas facciones. Ya sean grandes o pequeños, todos ellos contarán con animaciones sobresalientes y, quizás lo más difícil y que sí han conseguido, con personalidad, algo que todo fan del universo Warhammer sabrá apreciar en su justa medida.

En cuanto a efectos y demás, se nota alguna ligera mejora en los efectos de partículas y en pequeños detalles, pero en general es casi idéntico al que vimos hace un año. Eso quiere decir que si bien el conjunto es sólido, cuando acercamos la cámara también vamos a ver alguna serie de deficiencias, como una calidad de texturas mejorable, modelados que dan la sensación de estar faltos de polígonos... aunque también es cierto que salvo por curiosidad, casi nunca haremos uso de este zoom tan cercano, sino que siempre optaremos por una vista lo más alejada posible.

Estas impurezas a nivel gráfico tienen también su punto positivo, y es que el juego obtiene un gran rendimiento incluso en equipos muy modestos a día de hoy. Con mi equipo de pruebas habitual (Intel Quad Core Q6600, 3GB de RAM y una Nvidia 8800 GT), con todas las opciones gráficas al máximo y una resolución de 1440x900, la tasa de frames por segundo se situaba en los 50-60, bajando como mucho hasta los 35 si se mostraban en pantalla varias decenas de personajes.

En lo referente a los bugs, leyendo algunos foros oficiales parece que sí que hay usuarios que se han quejado, sobre todo relacionados con el sonido, pero el que escribe estas líneas no ha tenido ningún contratiempo y en las horas que he jugado, no he tenido ningún cuelgue ni ninguna caída al escritorio. Es más, me ha sorprendido lo rápido y bien que responde todo cuando hacemos un salto al escritorio con Alt+Tab.

Música/Sonido

La banda sonora se ha recuperado totalmente del título original, es decir, os encontraréis con una serie de temas orquestados, muy contundentes, de corte épico, con muchos tambores que nos meten de lleno en la intensa acción que vemos en pantalla, aunque lo mejor sigue siendo lo bien que se va amoldando a la acción que vemos en pantalla.

El mismo cuidado tienen también tanto los contundentes efectos de sonido (si tenéis un buen equipo, es de esos juegos que podrían molestar a vuestros vecinos) como en el completo doblaje a nuestro idioma, muy cuidado y con un buen elenco de actores (repiten todos los de su predecesor, más las obligadas nuevas incorporaciones) que ponen las voces que cabrían esperar en el mundo que nos presenta Warhammer 40,000, es decir, serio, rudo y con guerreros que se juegan la vida en cada batalla.

Edición Española

Al igual que su predecesor, el juego viene íntegramente en castellano, tanto en textos como en voces, con un trabajo excelente en la localización por parte de THQ. En cuanto al manual, en blanco y negro, completo en cuanto a información, pero tampoco demasiado exhaustivo. Sí que se agradece que si registras el juego en la web oficial de THQ, te regalarán seis objetos exclusivos para el juego. No cuesta nada y el añadido se agradece.

Por lo demás, el PEGI es de +16 (hay sangre y violencia, pero en dosis justas), su precio recomendado es de 34,95€ en caja y a 29,95 desde Steam. Si compráis el juego en tienda, la instalación es sumamente sencilla, aunque pide como requisitos tener instalados Game for Windows Live y Steam, desde donde se activará el juego vía Internet.

Si no dispones del Dawn of War II original, también señalar que se ha lanzado una edición especial llamada Gold Edition que, por 49,95€, incluye tanto el citado Dawn of War II como la expansión que analizamos hoy. Por último aclarar que la expansión es "standalone", es decir, se puede ejecutar sin tener el juego original.

Conclusión

Cuando la base de un juego es tan sobresaliente, como lo era la de Dawn of War II, era de cajón que su primera expansión no nos iba a defraudar. Una nueva campaña, una nueva raza, nuevas unidades y mejoras aquí y allá que redondean aún más el que se ha convertido en uno de los mejores juegos de estrategia de los últimos años y que ha servido de inspiración en muchos aspectos a otros títulos del género que están por llegar (StarCraft II y C&C4 mismamente). Así que la conclusión es clara, si tienes Dawn of War II lánzate a por la expansión porque te gustará y te dará lo que cabría esperar de una expansión, y si no te has decidido, hazlo, o te perderás, y perdón por ser reiterativo, un auténtico juegazo en mayúsculas.

Lo mejor: La campaña, aunque más corta, deja un mejor sabor de boca que la de su antecesor. El multijugador sigue siendo un referente dentro del género. Todas las mejoras introducidas han sido acertadas. Buen rendimiento a nivel gráfico. Apartado sonoro a la altura de las circunstancias. Totalmente en castellano. Mantiene la base jugable del original, con lo cual ya es garantía de calidad.

Lo peor: La campaña es más corta que la de su predecesor. Se le podría haber exigido una segunda facción extra. Gráficamente se empieza ya a notar el año de antigüedad. No tiene una intro nueva.

Historia: 8
Gráficos: 8
Música/Sonido: 9
Jugabilidad: 9
Multijugador: 10
Edición Española: 9

Nota Final: 9

En Tecnociencia

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