La automedicación responsable, un concepto muy unido a la información, está orientada a evitar en lo posible una serie de riesgos potenciales y obtener un beneficio en términos de curación o alivio de síntomas.
Y, en este sentido, el farmacéutico ayuda al paciente a reconocer adecuadamente los síntomas, derivándole al médico cuando sea necesario. Asimismo, el profesional de farmacia, desde su oficina, puede ayudar la paciente a decidir si es necesario tomar un medicamento y, en su caso, elegir el más adecuado. Este aspecto es más que relevante, ya que existe la posibilidad de que pueda haber contraindicaciones o interacciones con otros medicamentos.
El farmacéutico también nos orientará sobre las dosis más adecuadas, según las características personales del paciente, así como la duración del tratamiento y la forma de valorar el resultado del mismo y cómo actuar en caso de que no sea el esperado. En resumen, es fundamental pedir al farmacéutico consejo en la utilización de especialidades farmacéuticas publicitarias porque es el profesional indicado para informar sobre estos medicamentos donde no interviene otro profesional sanitario como el médico.