El posible rescate de Grecia se viene discutiendo con intensidad en el seno de la UE a lo largo de las últimas semanas. La intervención de la economía griega por parte de Bruselas que tuvo lugar la pasada semana no ha logrado aplacar el temor de los inversores sobre la deuda pública helena, cuya prima de riesgo no ha parado de crecer.
En las últimas horas, se han acentuado aún más los rumores sobre un posible rescate financiero. Un hecho que, de llegar a producirse, marcará un hito, un antes y un después, en la historia de la Unión Monetaria.
"La peor señal posible que podemos enviar a los mercados es la de pedir ayuda exterior", afirmó ayer el ministro de Finanzas griego, George Papaconstantinou, en una entrevista con Bloomberg. "Vamos a abordar el déficit", reiteró. Los ingresos tributarios del pasado enero superaron los pronósticos iniciales "en algunos puntos porcentuales", añadió.
Pese a ello, este tipo de mensajes no ha tranquilizado a los mercados, y los rumores sobre un posible rescate de Grecia continúan. El propio presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, ha acortado un viaje a Sidney (Australia), donde participa en una reunión de bancos centrales, con el fin de llegar a tiempo a la cumbre de los Veintisiete, que se celebrará en Bruselas el próximo jueves, convocada para examinar el declive de la economía europea.
Trichet viaja a Bruselas
Las graves dificultades de financiación por las que atraviesa Grecia, que amenazan con desestabilizar al conjunto de la zona euro, podrían ser la razón de la presencia imprevista de Trichet, informa Efe. Sin embargo, un portavoz del BCE apuntó a una mera cuestión logística.
Trichet habría adelantado un día su vuelo de regreso para así poder llegar con tiempo suficiente a la Cumbre. Además, según estas mismas fuentes, el presidente del BCE confirmó su asistencia a la reunión de los Veintisiete a mediados de enero, tras recibir la invitación del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
Desde hace días, los analistas especulan con la posibilidad de una operación de rescate financiero en favor de Grecia por parte de sus socios de la zona del euro, pese a las reiteradas negativas de Bruselas.
"Va a llevar años resolver el problema de la deuda pública", según Mohamed El-Erian, director ejecutivo de Pimco, el mayor gestor de fondos soberanos del mundo. El juego en el seno de la UE es el siguiente: "Los griegos están esperando la ayuda de los donantes externos y los donantes están esperando a que Grecia se decida a dar un paso adelante" para pedir ayuda, indica.
Esta misma mañana, ante el pleno del Parlamento Europeo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ha vuelto a insistir en que la situación requiere "en primer lugar" acciones por parte del Gobierno griego, para reducir en tres años su colosal déficit público.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, organizador de la cumbre, ha reconocido la gravedad de la situación. En su carta de invitación, enviada ayer a todas las capitales, asegura que el encuentro "es aún más importante a la luz de los últimos acontecimientos dentro y fuera de la zona euro". El formato del encuentro, a puerta cerrada, sin asesores ni guión formal, facilitará un intercambio de puntos de vista sobre todos los aspectos de la crisis.
Fuga de capitales
La delicada situación que viven las finanzas públicas griegas -con un déficit próximo al 14% del PIB- se ha visto agravada, en gran medida, por la creciente fuga de capitales que sufre el país heleno. Desde que comenzaron las turbulencias financieras en el mercado de deuda pública, hace algo más de un mes, han huido de Grecia entre 8.000 y 10.000 millones de euros.
"En las últimos cuatro a seis semanas una gran cantidad de dinero se ha trasladado al extranjero. La gente está trasladando sus fondos, ya sea porque no confían en nuestro sistema bancario, porque quieren evitar una temida subida de impuestos sobre los depósitos o simplemente porque están preocupados por el futuro de nuestra economía", según señalaba el analista Kostas Panagopoulos al diario británico The Guardian. La mayoría de estos fondos han huido hacia plazas financieras más seguras como Chipre y Suiza.
A ello se suman las dudas de los inversores acerca de que el Gobierno socialista griego pueda realmente cumplir con su drástico plan de ajuste fiscal. Y es que, Grecia es un país que se caracteriza por su gran economía sumergida (próxima al 30% del PIB) y su abultada evasión fiscal.
Así, mientras que casi el 20% de los griegos viven por debajo del umbral de la pobreza, el Gobierno sospecha que otro 20% podría ganar en realidad más de 100.000 euros al año. Sin embargo, según los registros oficiales, más del 90% de los contribuyentes declara a Hacienda menos de 30.000 euros brutos anuales.
"Grecia cuenta con mucha gente rica que no paga impuestos correctamente porque existe una excesiva evasión fiscal", tal y como reconocía recientemente Papaconstantinou. "El número de personas que declaran unos ingresos superiores a los 100.000 euros al año es 15.000, aproximadamente. No creo que haya nadie en este país que se crea que tan sólo hay 15.000 griegos que ganan más de 100.000 euros al año", indicó.
Evasión fiscal
El Gobierno heleno anunció ayer que subirá los impuestos a las rentas más altas. En concreto, aplicará una tasa del 40% a las rentas superiores a los 60.000 euros, frente al umbral de 75.000 vigente hasta ahota.. Asimismo, indicó que endurecerá la supervisión de los ingresos y declaraciones fiscales para combatir la evasión de impuestos, al tiempo que rebajará la presión fiscal a las rentas inferiores a los 30.000 euros.
La cuestión es que, ya sea por las turbulencias financieras o por el aumento de impuestos, los griegos acaudalados están trasladando su dinero al exterior. Dicho movimiento es significativo, ya que una fuga de 10.000 millones supera a la última subasta de deuda pública griega (8.000 millones de euros), y el problema es que están previstas dos emisiones de igual cantidad para abril y mayo.
Los problemas de Grecia se han trasladado igualmente a Portugal y España. La pasada semana la desconfianza de los inversores hacia el mercado de deuda español provocó una importante caída en bolsa, próxima al 6%. Junto a Irlanda, que también presenta un déficit superior al 10% del PIB, el peso de estos países equivale al 20% del PIB de la zona euro, tal y como señala el premio Nobel de Economía, Paul Krugman.