Los medicamentos que con más frecuencia están implicados en las reacciones alérgicas son los antibióticos betalactámicos (penicilina y derivados, como amoxicilina, y cefalosporinas).
El riesgo relativo de sensibilizarse a un fármaco está influido por la vía de administración del mismo. La administración tópica es una de las más sensibilizantes, mientras que la vía oral lo es con mucha menor frecuencia.
Los síntomas más frecuentes son los producidos en la piel, generalmente erupciones, urticaria con habones, angioedema, aunque también pueden aparecer síntomas respiratorios, digestivos o de otro tipo. La amplia variedad de manifestaciones clínicas que pueden desencadenar hace difícil el diagnóstico.
Para realizar un correcto diagnóstico se debe llevar a cabo una historia clínica completa. Las reacciones alérgicas medicamentosas no tienen un tratamiento específico. El tratamiento es la estricta evitación del fármaco causante de la reacción alérgica.