El boicot, organizado por el Colectivo Antimilitarista de Sant Cugat (Casc) con apoyo de la plataforma Aturem la Guerra, no cogió de imprevisto al numeroso público que agotó las entradas dos días antes y que demostró ser fiel a la música de la cantante.
Según explicó el miembro del Casc José Fernando Mota, el objetivo era informar al público de la tortura que, según dicen, mantiene Noa "en defensa del Estado de Israel y justificando los bombardeos contra Gaza y el pueblo palestino" del pasado invierno.
Durante el intento de boicot, que se desarrolló sin incidentes pero ante la presencia policial, los manifestantes portaban pancartas en las que se podía leer "Boicot a Israel", "Nada justifica un genocidio" y "Ayer Sudáfrica, hoy Palestina, paremos el apartheid", entre otras consignas. Además, repartieron octavillas con estas y otras descalificaciones contra la única democracia de Oriente Medio.