Después de la bronca que protagonizaron los sindicatos más subvencionados de España (CCOO y UGT) con los representantes de la patronal CEOE en la reunión del pasado 29 de julio, el acuerdo sobre el denominado “diálogo social” está cada vez más lejos.
El objetivo del Gobierno era cerrar un paquete de reformas laborales de poco calado antes del verano, pero el distanciamiento entre empresarios y sindicatos ha aumentado en los últimos días.
Y en medio de este proceso, el Ejecutivo ha decidido excluir a la patronal de las pequeñas y medianas empresas (Cepyme) de las negociaciones, según denunciaron este martes fuentes de la Confederación a EFE. “Las pymes no están representadas en la última fase de la negociación del diálogo social”, aseguraron.
Esta mesa del “diálogo social” no es nada más que un organismo formado por CEOE, CCOO, UGT (y antes Cepyme) para evitar conflictos que puedan acabar con huelgas que amenacen la “paz social”, como lo denomina el Gobierno. Es una fórmula que se utiliza en España para acordar las condiciones laborales de los trabajadores y las de las empresas, aunque el Ejecutivo siempre tiene la última palabra a la hora de regular el mercado.
De momento, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, han dado su pleno apoyo a CCOO y UGT, ya que su mayor temor es encontrarse con huelgas después del verano. A su juicio, rebajar cinco puntos las cotizaciones sociales, como pide la patronal, o crear un nuevo tipo de contrato que incentive la creación de empleo son “líneas rojas” que no se van a traspasar.
La sangría laboral española es “aterradora”, según denuncian los organismos europeos, y el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, es consciente de que el apoyo sindical es indispensable para evitar conflictos que dificulten su tarea en los próximos meses y años, como lo demuestra el hecho de que haya pedido a UGT “su cariño”, algo insólito desde un punto de vista democrático.
La situación es tan complicada que la reunión de la “mesa del diálogo social”, que tenía que haberse producido el pasado lunes, fue aplazada hasta el próximo jueves por la distancia que separa a sindicatos y patronal. Zapatero ha tomado las riendas y podría ampliar su primera oferta de aprobar una ayuda de 420 euros durante seis meses a los parados que ya no cobran prestación. Esta es la principal preocupación sindical.
Por su parte, CEOE quiere una rebaja de cinco puntos en las cotizaciones a la Seguridad Social, aunque podrían conformarse con una bajada de tres puntos. De momento el Gobierno ofrece disminuirlas sólo medio punto, ya que los problemas para la caja del sistema de prestaciones son más que notables, sobre todo con la pérdida de 1,3 millones de afiliados en los últimos doce meses.
El secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, está molesto con la falta de acuerdos y recordó este martes a los “agentes sociales” que si las negociaciones no llegan a buen puerto será el propio Gobierno quien decida al respecto. Pero esta opción no la barajan en el Palacio de La Moncloa, porque eso llevaría a una ruptura con CCOO y UGT, que son los únicos apoyos que tiene el Ejecutivo en estos momentos.
Por su parte, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, reclama al Ejecutivo que apruebe una reforma laboral aunque no haya consenso con empresarios y sindicatos, lo que es una quimera debido a la impopularidad de las medidas que hay que afrontar, como dejar de ligar los salarios al IPC (indexándolos a la productividad), poner fin a la ultraactividad de los convenios colectivos (que tienen rango de ley), reducir el coste del despido y la citada rebaja de las cotizaciones sociales, así como potenciar las ETTs ante la inoperancia de la bolsa de empleo del INEM.