
L D (EFE) Karadzic afirma esto y mucho más en un documento de cuatro páginas que, sin éxito, intentó leer ayer durante su primera comparecencia ante los jueces y que hoy fue difundido por el TPIY, con sede en La Haya.
En ese alegato, Karadzic se considera víctima de una serie de "irregularidades" por parte de medios de comunicación bosnios e internacionales, por la Fiscalía y en la forma en que fue detenido, pero sobre todo por parte de EEUU, con quien asegura firmó un pacto que garantizaba su inmunidad.
El presunto criminal de guerra, de 63 años, acusa a EEUU de intentar matarle para que no desvelase que en 1996 Washington le ofreció un pacto según el cual él tendría que desaparecer de la vida pública para no poner en peligro los Acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra de Bosnia en 1995.
A cambio, él no sería juzgado por el TPIY, que ayer negó cualquier tipo de vinculación con este presunto acuerdo, también desmentido por Washington.
"Me debía retirar no solamente de la vida política, sino también de las oficinas del partido y desaparecer completamente de la esfera pública, no ofrecer entrevistas e incluso no publicar trabajos literarios, en una palabra, resultar lo suficientemente invisible para que los Acuerdos de Dayton se aplicasen por completo", explica Karadzic en el documento.
Insiste en que el entonces mediador estadounidense Richard Holbrooke "manifestó en nombre de EEUU que no sería juzgado ante este Tribunal y que debería entender que durante un tiempo habría una fuerte retórica en mi contra", para que sus seguidores "no pudiesen romper la aplicación de los Acuerdos".
El ex líder político de los serbobosnios explica que él acató su parte del pacto "desde el primer día", pero que Estados Unidos, al verse incapaz de cumplir más compromiso que el de que no se prohibiera el Partido Democrático Serbio, se planteó "liquidarle" para que no revelara la existencia del trato.
"Está claro que, siendo incapaz de cumplir sus promesas (...), cambió (Holbrooke) al plan B: la liquidación de Radovan Karadzic", se lee en la nota, dirigida a los jueces como documentos para su defensa.
Karadzic se siente en peligro de muerte también en La Haya porque considera que esa amenaza no es sólo algo del pasado, sino que "hoy es todavía más fresca y fuerte".
"Desconozco lo largo que es el brazo del señor Holbrooke (...) o si ese brazo puede alcanzarme aquí", indica Karadzic, quien asegura que el citado pacto "se convirtió en una fuente de gran peligro para mi vida (...), la seguridad de mi familia e incluso de mis amigos".
Además de EEUU, Karadzic se siente víctima de una "caza de brujas" que, según él, comenzó cuando los medios musulmanes empezaron a llamarle "criminal de guerra" -"incluso antes de comenzar el conflicto armado" y cuando "sólo había víctimas serbias"- y que luego fue secundado por medios internacionales.
Karadzic está convencido de que esa campaña, de la que "yo no podía defenderme", ha hecho "inimaginable" que la corte pueda absolverle, por lo que el proceso ya está "dinamitado".
No quería acudir a La Haya porque tenía "claro" que "no tendría las condiciones de un juicio justo, especialmente cuando uno de los fiscales en jefe dijo en público que tendría con seguridad una condena de cadena perpetua", explica, sin especificar el nombre del fiscal, al que, sin embargo, se refiere en femenino.
Tras asegurar que estuvo secuestrado tres días en Belgrado antes de que se hiciera pública su detención, Karadzic denuncia la falta de tiempo para "estudiar" la acusación enmendada que prepara la Fiscalía.
Se muestra "preocupado" por la intención de acelerar su proceso, en el que se le acusa de crímenes de guerra, genocidio y crímenes de lesa humanidad durante la guerra de Bosnia (1992-1995), entre los que destacan la matanza de Srebrenica y el asedio de Sarajevo.
En ese alegato, Karadzic se considera víctima de una serie de "irregularidades" por parte de medios de comunicación bosnios e internacionales, por la Fiscalía y en la forma en que fue detenido, pero sobre todo por parte de EEUU, con quien asegura firmó un pacto que garantizaba su inmunidad.
El presunto criminal de guerra, de 63 años, acusa a EEUU de intentar matarle para que no desvelase que en 1996 Washington le ofreció un pacto según el cual él tendría que desaparecer de la vida pública para no poner en peligro los Acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra de Bosnia en 1995.
A cambio, él no sería juzgado por el TPIY, que ayer negó cualquier tipo de vinculación con este presunto acuerdo, también desmentido por Washington.
"Me debía retirar no solamente de la vida política, sino también de las oficinas del partido y desaparecer completamente de la esfera pública, no ofrecer entrevistas e incluso no publicar trabajos literarios, en una palabra, resultar lo suficientemente invisible para que los Acuerdos de Dayton se aplicasen por completo", explica Karadzic en el documento.
Insiste en que el entonces mediador estadounidense Richard Holbrooke "manifestó en nombre de EEUU que no sería juzgado ante este Tribunal y que debería entender que durante un tiempo habría una fuerte retórica en mi contra", para que sus seguidores "no pudiesen romper la aplicación de los Acuerdos".
El ex líder político de los serbobosnios explica que él acató su parte del pacto "desde el primer día", pero que Estados Unidos, al verse incapaz de cumplir más compromiso que el de que no se prohibiera el Partido Democrático Serbio, se planteó "liquidarle" para que no revelara la existencia del trato.
"Está claro que, siendo incapaz de cumplir sus promesas (...), cambió (Holbrooke) al plan B: la liquidación de Radovan Karadzic", se lee en la nota, dirigida a los jueces como documentos para su defensa.
Karadzic se siente en peligro de muerte también en La Haya porque considera que esa amenaza no es sólo algo del pasado, sino que "hoy es todavía más fresca y fuerte".
"Desconozco lo largo que es el brazo del señor Holbrooke (...) o si ese brazo puede alcanzarme aquí", indica Karadzic, quien asegura que el citado pacto "se convirtió en una fuente de gran peligro para mi vida (...), la seguridad de mi familia e incluso de mis amigos".
Además de EEUU, Karadzic se siente víctima de una "caza de brujas" que, según él, comenzó cuando los medios musulmanes empezaron a llamarle "criminal de guerra" -"incluso antes de comenzar el conflicto armado" y cuando "sólo había víctimas serbias"- y que luego fue secundado por medios internacionales.
Karadzic está convencido de que esa campaña, de la que "yo no podía defenderme", ha hecho "inimaginable" que la corte pueda absolverle, por lo que el proceso ya está "dinamitado".
No quería acudir a La Haya porque tenía "claro" que "no tendría las condiciones de un juicio justo, especialmente cuando uno de los fiscales en jefe dijo en público que tendría con seguridad una condena de cadena perpetua", explica, sin especificar el nombre del fiscal, al que, sin embargo, se refiere en femenino.
Tras asegurar que estuvo secuestrado tres días en Belgrado antes de que se hiciera pública su detención, Karadzic denuncia la falta de tiempo para "estudiar" la acusación enmendada que prepara la Fiscalía.
Se muestra "preocupado" por la intención de acelerar su proceso, en el que se le acusa de crímenes de guerra, genocidio y crímenes de lesa humanidad durante la guerra de Bosnia (1992-1995), entre los que destacan la matanza de Srebrenica y el asedio de Sarajevo.