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Andalucía

El "proletariado del metal" de Cádiz, ¿estafado con un preacuerdo que admite una bajada salarial encubierta?

Kichi conmina a Vox a "sacar sus sucias manos de la clase obrera".

Kichi conmina a Vox a "sacar sus sucias manos de la clase obrera".
Los huelguistas cortando una de las principales avenidas de Cádiz. | EFE

El "proletariado del metal" de Cádiz ha estado diez días de huelga indefinida adobada, como ha sido siempre costumbre, con una dosis de violencia peligrosa que, en este caso, ha tenido como consecuencia heridas graves para otros trabajadores, autónomos y policías; dificultades de circulación por las carreteras de la Bahía con restricción de derechos ciudadanos y la fogosa intervención del alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, en pro de una huelga apoyada incluso por Vox.

Kichi, que conmina a Vox de "sacar sus sucias manos de la clase obrera" como si fuera su propietario exclusivo, acaba de declarar que la "lucha sirve" y ha puesto el acuerdo como ejemplo de las cosas que se consiguen con ella. Se le han olvidado dos datos. ¿Cuánto han perdido los trabajadores del metal de Cádiz en diez días de huelga y qué han ganado con la firma de un acuerdo urgido por el gobierno de Pedro Sánchez y los sindicatos?

Kichi se olvida además de decir que ha sido la Junta de Andalucía, desde un gobierno de centro derecha, la que ha favorecido el preacuerdo pactado en el que se dice textualmente:

"Las partes agradecen la mediación realizada desde el Consejo Andaluz de Relaciones Laborales a instancias de la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo" de la Junta de Andalucía que rige Rocío Blanco". Tampoco se acuerda mucho de la importante presencia de empresas públicas dirigidas por el gobierno socialista en el sector del Metal de Cádiz. Por ejemplo, Navantia tiene tres fábricas en la provincia.

Pero ha sido la CGT, sindicato de tendencia anarcosindicalista, la que ha estudiado el preacuerdo suscrito entre las partes, la patronal FEMCA (Federación de Empresas del Metal de Cádiz) y los dos sindicatos habituales, UGT y CC.OO. Su conclusión es que lo que se ha firmado significa una bajada salarial encubierta para los trabajadores.

El preacuerdo y su crítica

Para empezar, el preacuerdo suscrito no incluye cláusula alguna que recoja la voluntad de la patronal de abonar el importe íntegro de los salarios perdidos en los diez días de huelga. Dejar de trabajar por una huelga significa dejar de cobrar los salarios el tiempo que dure el pulso social. En este caso han sido 9 días, más o menos, la tercera parte del sueldo mensual. En el sector, el salario medio sin pluses es de unos 1.500 euros mensuales por lo que cada trabajador ha perdido una media de 500 euros por esta huelga y la parte de cuotas a la Seguridad Social que afectarán a su pensión futura.

Dados los términos del preacuerdo pactado, cabe preguntarse cuánto tiempo será necesario para que los trabajadores del Metal de Cádiz recuperen los euros perdidos en sólo 10 días.

Tras el estudio de las cláusulas, muy pocas, del preacuerdo que no ha sido publicado por CCOO y UGT antes de su presentación a la aprobación a las asambleas, la CGT concluye que "para empezar, supone una bajada de los salarios de 2021, porque el incremento es "fijo a tablas" de solo el 2%, mientras que la subida del IPC del 2021 está ya en el 5% solo hasta octubre, quedando aún la subida de noviembre y de diciembre."

Añade que "al acabar 2021 se actualizarían los salarios, pero solo hasta el 80% del IPC definitivo y solo para calcular los salarios del 2022, pero sin paga de atrasos del 2021. O sea que la pérdida de salario del 2021 sería IRRECUPERABLE".

Pero hay algo peor para la CGT. "El salario de 2022 se calcula con un 2% de subida a partir del de 2021. Pero como en el de 2021 se pierde un 20% de la subida del IPC, el del 2022 arrastra la misma pérdida".

Aunque el salario de 2022 "sí que se actualizaría luego y con paga de atrasos", sólo se haría "hasta el 80% del IPC real de 2022. Por lo que los salarios definitivos del 2022 subirían un 40% menos que la subida del IPC acumulada de 2021 y 2022".

Y sigue el análisis: "Con el salario de 2023 sucede lo mismo porque se calcula sobre el de 2022 y de nuevo se actualiza después pero solo hasta el 80% del IPC. O sea que acumula un 60% de pérdida de subida de IPC acumulado desde 2021".

El resumen de lo propuesto por UGT y CC.OO al "proletariado del metal", al que "Kichi" le ha concedido una calle en Cádiz, es el que sigue:

2021: los salarios suben aproximadamente un 3,5% menos que el IPC.
2022: se pierde un 40% de la subida del IPC acumulada desde el 2021 inclusive.
2023: se pierde un 60% de la subida del IPC acumulada desde el 2021 inclusive.
2024: sí que aplicarían las subidas totales del IPC en 2021, 22 y 23, pero sin atrasos y "como base para el siguiente convenio".

Y concluye: "O sea: humo, porque la patronal y los sindicatos no tendrían obligación legal de respetar ese acuerdo en el siguiente convenio".

Por tanto, según los analistas de CGT, lo que se ha hecho firmar a los "proletarios del metal" es una "bajada salarial progresiva y encubierta".

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