No este un caso único ni es el primero. Recuérdese que, en el asunto de los papeles de Luis Bárcenas, extesorero del PP desde los tiempos finales de José María Aznar a los de Mariano Rajoy, con sobresueldos de dirigentes del PP de por medio, surgieron ordenadores que fueron machacados de dos maneras: bien se formatearon ¡35 veces! o bien, sencilla y directamente, se destrozaron sus discos duros a martillazo limpio.
Ayer se conoció, en la vista que se sigue por el caso de los préstamos a la empresa Fumapa, que el ordenador del denunciante del caso Invercaria, el técnico económico-financiero Cristóbal Cantos, fue robado durante una mudanza. Recuérdese que Cantos aportó pruebas fehacientes de que los dineros de Invercaria se manejaban arbitrariamente según los intereses de la Junta o sus dirigentes y que ni siquiera se hacían informes periciales sobre su destino y la calidad de las empresas a las que se destinaban.
El caso Fumapa, uno de los casos en los que se subdivide la causa suscitada por el comportamiento de los directivos de Invercaria y el papel de esta empresa pública andaluza, saltó a la luz en 2013. Con la sola información de dos folios escritos a mano sobre sus activos y cuentas, Invercaria concedió un préstamo de 359.000 euros el 23 de julio de 2008 a esta empresa que fabricaba piezas para la factoría automovilística Santana Motor en Linares, que la Junta, su propietaria, cerró en febrero de 2011.
Es más, cuando Invercaria, cuyo objetivo era invertir en empresas con futuro, concedió el préstamo la empresa ya estaba en situación previa a la y con deudas a corto plazo superiores a la cantidad concedida.
Pero no se sabía, y de ahí la sorpresa que subraya Diario de Sevilla, que la sociedad hubiese sufrido el robo de un ordenador portátil durante una mudanza. Y resulta más que sospechoso que el aparato sustraído fuese el del entonces director de Promoción Cristóbal Cantos, el denunciante en los juzgados de Sevilla hace más de 9 años de los procedimientos irregulares de la sociedad pública que dieron origen a la macrocausa de corrupción relativa a la etapa socialista de gobiernos.
Según el mencionado diario, el asunto del robo surgió como consecuencia del testimonio de la expresidenta de Invercaria, Laura Gómiz. Cuando estaba siendo interrogada por el abogado de otro ex presidente de la sociedad, imputado en el caso, reconoció que en efecto se produjo un robo de un ordenador que no había aparecido nunca en los nueve años que se llevan de instrucción.
Según Gómiz, el único ordenador robado era, en extraña coincidencia, el del denunciante de caso, Cristóbal Cantos. El robo se produjo en agosto de 2010, dos años antes de la denuncia. Ocurrió durante la mudanza de la sede de la empresa y la sustracción fue denunciada incluso en el juzgado de guardia, que no logró descubrir quién fue el autor del delito.
Téngase en cuenta que Cantos fue quien, mediante unas grabaciones decisivas, reveló que la propia Gómiz le ordenó en mayo de 2011 que, a la vista de las sospechas que crecían acerca de un uso indebido de los dineros públicos, fabricara a posteriori documentos que pudieran justificar las ayudas y prestamos concedidos por Invercaria.
Después que el fiscal Anticorrupción explicara que la ayuda a Fumapa se dio sin examen previo de sus condiciones, Gómiz recordó que en el sumario se encuentra un correo electrónico remitido por Cristóbal Cantos a Tomás Pérez-Sauquillo el 19 de mayo de 2008, adjuntando un archivo pdf en el que constaba la documentación que la fiscalía no había tenido en cuenta.
Naturalmente, aquel correo electrónico y su archivo adjunto tendría que haber sido guardado por Cristóbal Cantos en el ordenador portátil que desapareció en el transcurso de la mudanza y su contenido podría haber sido consultado y/o copiado por quien lo robó.
El intento de Gómiz y los demás comparecientes de ayer –Francisco Oyonarte, secretario del consejo de Invercaria y Ramón Martín, exvocal del propio consejo–, de presentar como muy documentados y analizados los préstamos y ayudas que Invercaria concedía, contrastan con el contenido de las grabaciones aportadas en su día por Cristóbal Cantos.
Laura Gómiz, que reconoció que en ellas salía su voz "pero no mis pensamientos", admitió en las mismas que, al menos, había 38 proyectos de Invercaria que no estaban respaldados por investigación y documentación alguna sobre la idoneidad de los destinatarios de las inversiones públicas. Y fue cuando dijo textualmente:
"Entonces, vamos a coger el listado de empresas y vamos a ver lo que hace cada uno. Y, por otra parte, propuesta de inversión o plan de negocios. Y las que no haya nada, esas serán las que me vaya moviendo porque yo tengo más capacidad de inventar más que nadie, me parece a mí [se ríe]. ¿No? ¿O qué?".
Gómiz explicó que, si había propuesta de inversión, "que se mire", y, si no la hay, que "se invente, que ahí es donde se tiene que inventar". Aclara que, si hubiera un plan de negocios, aunque sea de los promotores, "que se meta y si no que se invente".
Y se lo dijo a uno de los técnicos presentes de este modo:
– Daniel Uroz: "Bueno, ¿y de los que no se tenga, Laura?".
– Laura Gómiz: "De los que no se tengan... ¿cuáles son? de los que no tengamos la propuesta de inversión".
– D. U.: "Hay muchos".
– L. G.: "Cuando no hay de esto podemos poner un único o.…dos líneas. Porque no es que se pueda sacar. Es solamente, Dani, un poquito de sentido común. Es que estoy rellenando cosas que no se han rellenado nunca, con lo cual, no es nada más que emplear... Que parece que es más complicado de lo que..."..."Testeo... testeo por parte de clientes, y esto me lo estoy inventando, de necesidad de nuevos canales para venta de productos. Y me lo estoy inventando, de verdad. Me lo estoy inventando. Hay que ser un poco imaginativo, que tenga coherencia", afirma Gómiz.
Además de la falsificación de expedientes, Gómiz pretendió que los técnicos se inventaran una carta modelo sellada por Invercaria sin firma y adjuntarlas a las actas de los Consejos(una falsedad documental sin precedentes conocidos) presididos por su antecesor, Tomás Pérez Sauquillo.
Y en otro momento de esa conversación se dice:
– D. U.: "Bueno, Laura, esto... una cosita que a mí me preocupa a nivel personal: ¿Esto no tendremos que firmar...?".
– L.G.: "Aquí no hay firma. No hay firma. Vamos, la firma va a ser mía, si le tengo que poner esto... Es simplemente unos expedientes que se han encargado con la documentación que teníamos, no hay firma".